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Cómo incentivar la lectura en los niños

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Cómo incentivar la lectura en los niños

Hace un tiempo, en un cumpleaños al que había sido invitado mi hijo mayor, un papá comentó que se sentía muy frustrado porque no lograba incentivar la lectura en sus hijos. Le molestaba que sus dos niños solo leyeran los libros que requería el colegio y que lo hicieran de mala gana. Al parecer, nunca leían por iniciativa propia. Este papá sabía que era importante que sus hijos leyeran —siempre lo había escuchado— pero no tenía las herramientas para ayudarlos a que lo hicieran por gusto.

Me acerqué a él y le pregunté si él había leído de niño. Me respondió que, al igual que sus hijos, solamente había leído los libros del colegio. Le pregunté si leía ahora, siendo adulto. Me dijo que no y me quedó mirando, como pensando en lo que implicaba su respuesta. Después de unos segundos bajó la mirada y me dijo: “Mis hijos nunca me han visto leer”.

Creo que todos hemos escuchado que la lectura es importante para el desarrollo de los niños, pero quizá no tenemos muy claro por qué. La verdad es que los beneficios son muchísimos y han sido estudiados ampliamente desde hace décadas.

Para empezar, cuando los niños todavía son pequeños, cada vez que les leemos un libro los estamos ayudando a desarrollar el lenguaje, algo fundamental para que aprendan a comunicarse. Luego, a medida que van creciendo, leer les permite conocer lugares y personas que se encuentran fuera de su entorno cercano, y así pueden ampliar su mirada del mundo, lo que a la vez estimula su imaginación y curiosidad.

Los libros también les entregan conocimientos, estimulando en ellos el deseo de saber más. Por último, si son escogidos con cuidado, los libros pueden ofrecerle a un niño la misma entretención que un programa de televisión o un videojuego, pero sin el daño que provocan las pantallas.

En mi casa mi mamá nos leía muchos libros a mi hermano y a mí cuando éramos pequeños. La lectura fue parte de nuestra vida cotidiana desde el primer día, e incluso cuando él y yo ya sabíamos leer solos seguíamos compartiendo tardes de lectura en las que mi mamá nos leía en voz alta libros más largos, un capítulo cada vez, los tres acurrucados en la cama en un rito que llegó a convertirse en uno de los recuerdos que más atesoro de mi infancia. Para nosotros, leer era una manera de pasar un momento de conexión familiar único y tremendamente enriquecedor.

Ideas para incentivar la lectura

Si te gustaría incentivar la lectura y el amor por los libros en tus hijos, estas sencillas ideas que dejo a continuación pueden ayudarte. ¡Es más fácil de lo que imaginas!

– Empieza cuando todavía son guaguas.

Nunca es demasiado pronto para comenzar a leer con tus hijos. Desde el momento en que puedan sentarse solos y tengan interés en tomar objetos, puedes acurrucarte con ellos y leer un libro juntos. No te preocupes si no entienden lo que estás leyendo; acá lo importante es que comiencen a familiarizarse con los libros y con la lectura como actividad. Escoge libros resistentes de tela o cartón porque lo más probable es que quieran metérselos a la boca, y prefiere aquellos que tengan ilustraciones en colores vivos o de alto contraste. Y si los libros no tienen texto escrito, no importa: puedes dedicarte a describir los dibujos y conversar sobre ellos.

– Transformar la lectura en parte de la rutina diaria de tus hijos.

Si lo haces desde que todavía son bebés permitirá que la internalicen como un hábito, como lo son la hora de la comida o del baño. Lo importante aquí es que la hora de la lectura sea un momento tranquilo, ojalá cuando no tengan sueño ni hambre, para que se transforme en un rato agradable para ellos y para ti. Y ojo, no necesariamente tienen que leer todos los días a la misma hora; puedes buscar el momento que mejor se adapte a tu rutina.

Pero no creas que es demasiado tarde si tus hijos ya no son guaguas. Empieza apenas puedas, poniendo atención a sus intereses para que puedan escoger un libro que les llame la atención. La idea no es forzarlos ni obligarlos, sino ayudarlos a buscar algo que les guste y los motive.

– Dales libertad a la hora de leer.

Cuando los niños son un poco más grandes, permite que sean ellos los que elijan qué libro les gustaría leer, aunque eso signifique que lleven meses con el mismo libro y ya te lo sepas de memoria. Además, no tengas miedo de que tomen los libros y den vuelta las páginas, aunque con eso estén “interrumpiendo” la lectura. A algunos niños les gusta leer los libros de principio a fin, pero no todos tienen la paciencia ni las ganas. Habrá quienes quieran abandonar un libro abruptamente para tomar uno nuevo, y otros solo van a querer mirar los dibujos. Recuerda: no hay reglas a la hora de leer con niños.

Además, si bien siempre es buena idea enseñar a los niños que los libros deben tratarse con cuidado y no rayarse ni romperse, a veces es preferible permitir que los exploren y los manipulen para mantenerlos motivados. Si hay algún libro que sea un tesoro de tu infancia y que odiarías ver estropeado, tal vez sea mejor dejarlo para más adelante cuando tus hijos estén más grandes y puedan cuidarlo mejor. En cambio, escoge libros de cartón y considera las marcas de uso como testimonio de que han sido amados y disfrutados a concho.

– Mantén los libros siempre a mano.

Los libros guardados al fondo de un clóset o un cajón pasarán rápidamente al olvido. Si no están a la vista, difícilmente un niño querrá leerlos. En cambio, tener un rincón de lectura en la casa con estantes a la altura de los niños y algunos cojines en el suelo va a convertir a los libros en protagonistas. Las repisas que permiten disponer los libros a baja altura y de frente, con la portada visible —a diferencia de los libreros tradicionales donde solo vemos el lomo— hacen de los libros una invitación constante a explorarlos y disfrutarlos. Eso sí, ya que estas repisas solo permiten exhibir un número limitado de libros, asegúrate de ir intercambiándolos después de algunos días para mantener el interés de tus hijos.

Pero no solo puedes tener libros a mano en tu casa. Llevar libros cuando salen puede resultar muy útil para mantener a los niños entretenidos. Yo, por ejemplo, llevo libros cada vez que debo ir con mis hijos al doctor. Cualquier otro lugar donde haya que esperar, como un restaurant, es ideal para tener un libro a mano. También puedes tener algunos libros en el auto para esos viajes largos en los que tus hijos se aburren con facilidad.

– Pide ayuda.

A veces las intenciones están ahí, pero no no estás segura de qué libros podrían interesarles a tus hijos, y tienes miedo de escoger algo que no les guste. En ese caso, lo mejor que puedes hacer es pedir ayuda a alguien que sepa. Las profesoras del jardín o el colegio son una súper buena opción, porque lo más probable es que conozcan varios libros apropiados a los intereses y la etapa de desarrollo de tus hijos, y puedan guiarte para encontrar algo que les guste. También puedes conversar con mamás y papás de otros niños de edades similares para saber qué leen sus hijos.

Otra alternativa es pedir ayuda en una librería, y de paso puedes aprovechar de ir con tus hijos y dejarlos explorar un rato para que ellos mismos elijan lo que les llama la atención. En la mayoría de las librerías infantiles o con rincones para niños los libros están dispuestos a su altura para que puedan tomarlos, y hay lugares donde sentarse para que puedan mirarlos con calma. Asegúrate de ir con tiempo para que puedan elegir tranquilamente.

– Guíalos con el ejemplo.

Tal vez este es el consejo más importante a la hora de incentivar la lectura en tus hijos: deja que te vean leer. Creo que no hay mayor motivación para un niño que ver a su mamá absorta en un libro en un momento de calma. Los niños aprenden a través del ejemplo, y si tus hijos son como los míos, siempre van a querer hacer lo que haces tú. En nuestra casa los libros están en todos lados, y cuando tengo un rato libre hay altísimas probabilidades de que tome un libro y me instale en el sillón a leer. Más temprano que tarde, va a llegar alguno de mis hijos y se va a instalar a mi lado, ya sea para preguntarme qué estoy leyendo (en cuyo caso me tomo el tiempo de contarles) o para hojear algún libro que ellos mismos han traído.

Es sabido que debemos modelar las conductas que esperamos ver en nuestros hijos, y la lectura no es la excepción. Tal vez la falta de tiempo es la excusa más frecuente entre los adultos que no leen, pero si dedicaran a los libros la mitad del tiempo que pasan mirando el celular, creo que notarían que tienen más tiempo del que jamás imaginaron. En cualquier caso, por pequeño que sea, cualquier tiempo que dediquemos a la lectura será tiempo bien invertido.

En definitiva, si quieres incentivar en tus niños el amor por los libros debes comenzar cuanto antes y seguir incorporando la lectura de manera activa a la vida cotidiana de toda tu familia. La lectura es un hábito que enriquece a todos quienes participan en ella, y si nuestros hijos la adquieren siendo todavía niños, lo más probable es que la mantengan de por vida.

Sonia Ortiz Finch

Madre de dos y Licenciada en Literatura UC

Instagram @holacatalina.cl

Web: www.holacatalina.cl

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