Acompañar el juego requiere parar, desconectar de nuestras obligaciones, separarnos del móvil y reconocer el enorme valor que tiene el juego en el desarrollo de la infancia. Aunque como adultas, a menudo nos resulta complicado.
Jugar también supone conectar con lo sagrado, imaginar formas, colores, personajes o situaciones que nuestra mirada adulta tampoco reconoce. Jugar implica viajar a mundos de fantasía, permitirnos romper la barrera de lo cotidiano y hasta experimentar algunas vivencias que nuestra personalidad adulta no aceptaría.
Así que me atrevo a decir que poner consciencia en nuestro papel ante el juego infantil es, sin duda, una oportunidad maravillosa para caminar hacia esa mejor versión de nosotras mismas.
¿Cómo acompañar el juego infantil?
¿Qué acciones podemos llevar a cabo para acompañar el juego infantil? ¿Qué preguntas nos podemos hacer que nos lleven a reflexionar? A continuación comparto seis consejos para acompañar el juego infantil:
1. Ser sinceras con nostras y los niños
Lo primero que podemos hacer es ser sinceras con nosotras mismas y con nuestros niños. La sinceridad es uno de los valores que muchas madres buscamos mostrar a nuestros hijos. ¿Y por qué? Porque sabemos que así lograremos una relación sana con ellos. Porque no solo la relación será saludable entre nosotros dos, sino que también lo será con nosotras mismas y consigo mismos.
Cuando expresamos cómo nos sentimos acerca del juego, evitamos engaños y falsas expectativas. Si hoy no tengo ganas de jugar, ¿por qué no expresar que estaré mirando, sin distracciones, y estaré presente cuando me necesite? A menudo los niños solo necesitan eso: presencia. Y así cuando nos buscan, encuentren esa mirada sincera, conectada y veraz. La misma que no está atenta a un móvil, sino a su pequeño o pequeña.
Sin embargo, si hoy tengo quehaceres o necesito revisar algo de mi móvil, ¿has probado a compartir desde ahí con tu hijo? Es muy probable que siendo sincera, logres también esa sinceridad por su parte. Así probablemente llegue el día en el que tu hijo o hija necesite que estés presente y pueda decírtelo con total confianza. Además, ese día tu “deber” seguro que puede esperar. También podemos compartir que ahora tengo 15 minutos, pero después debo hacer tal o cual cosa.
Creo firmemente que la sinceridad en todo lo que hacemos aporta mucha transparencia en nuestra relación, al mismo tiempo que suma en seguridad en nuestros niños.
2. Definir tu rol en el juego
Otra de las cosas que podemos hacer es revisar cuál es nuestra tendencia ante el juego de nuestros hijos cuando jugamos con ellos. ¿Sueles proponer constantemente qué juegos hacer? ¿Qué significado tiene que siempre lo hagas? ¿Puedes probar a dejarte llevar por su juego libre?
A menudo tendemos a llevar el control, organizando, no solo sus rutinas, sino también su juego. Venimos de una cultura cuya mente está muy escolarizada, organizada por clasificaciones, por tareas, por asignaturas, por deberes y quehaceres. Y sin embargo, el juego infantil a menudo es mucho más desestructurado, sin normas, sin obligaciones y sin un ritmo definido. En esto lo veo un gran regalo para poder desestructurar a ratos nuestra vida, aunque ¡cuánto me cuesta!
3. Identifica cómo te sientes jugando
Muy unido a este punto, podríamos preguntarnos cómo actuamos cuando nuestros niños juegan a juegos que a nosotras no nos hacen sentir cómodas. Roles de género, peleas, juegos con gritos, con mucho “desorden”, solos, en grupo. ¿Qué es lo que sientes cuando tu hijo juega como a ti no te gusta que juegue? ¿Hay algún juego que no permites que lleve a cabo? O por el contrario, ¿algunas de sus palabras o expresiones no te gustan? Es muy interesante reconocer cómo nos sentimos para poder así conectar con nuestro origen o detectar por qué me pasa.
Uno de los puntos más interesantes para mí, es lograr aceptar la velocidad de algunos juegos. Conecta directamente con el ritmo frenético que tengo y he tenido. Y se ve que me remueve demasiado. A veces la impaciencia infantil en el juego logra conectar con esa impaciencia que yo tengo y me cuesta aceptar.
4. Reconoce tu actitud frente al juego
También acerca de nuestro papel ante el juego de nuestros niños, te invito a cuestionarte si necesitas validar todo el tiempo si está “bien” o “mal” lo que tus niños hacen. ¿Crees que necesitas controlar o demostrar constantemente tu opinión ante su juego? O por el contrario permites libertad confiando en ellos.
También podría ser el opuesto de esto, que jamás expresas nada acerca de su juego. ¿Cuál es habitualmente tu actitud durante el juego de los niños?
5. Conecta con tus emociones
Otro de los puntos interesantes es pararme a respirar, observarme y conectar con cómo yo me siento aquí y ahora ante el juego de mis hijos. ¿Puedo jugar? ¿Puedo acompañar? ¿Puedo estar?
Vivimos en una sociedad donde se prima el hacer, antes que el estar. Nos movemos por un cúmulo de acciones que nunca nos dejan satisfechas ni con la sensación de haber terminado nada. Siempre hay pendientes que nos obligan a seguir haciendo. Y esto nos lleva muchas veces a olvidarnos de lo que de verdad importa. A poner stop a las obligaciones que nos hemos echado encima y prestar atención a nuestros niños.
Sin embargo, cuando no lo hacemos porque aún no podemos, aprender a no culparnos es otra de nuestras tareas pendientes. Qué difícil es lidiar con la culpa, ¿a ti no te pasa?
6. Integra el juego en la rutina diaria
Para mí es una de las tareas principales. Aún hoy me cuesta cuando estoy cansada, integrar el juego en el día a día. Tengo muchos automáticos que me llevan a pensar “Deja de jugar, que ahora toca… (lavarse los dientes, recoger, vestirse, peinarse…). Sin embargo, cuando logro jugar mientras nos lavamos juntas, nos vestimos, nos peinamos, todo fluye de manera mucho más armónica.
Creo firmemente que llevamos muchos años escuchando, “deja de jugar que es hora de…”. Y creo también que es momento de integrar el juego en estas rutinas diarias. Es el juego que nos grita todo esto.
Hasta aquí muestro tan solo algunas de las pautas que a mí me sirven para seguir caminando por mejorar día tras día.
También son recursos que integro, solo cuando puedo. Porque creo de verdad que la maternidad es aceptar, elegir y disfrutar. Y nuestros automáticos y herencias culturales nos llevan muchas veces a no ser la persona que nos gustaría.
No por ello me siento mejor o peor mamá. Me gusta como soy y me gusta ver en el juego un aliado para mejorar el mundo. Un compañero para despertar juntos. Y una herramienta para vivir.
Creo firmemente que vivimos en un despertar de la conciencia que nos lleva a plantear el juego de una manera mucho más consciente. Creo también que el juego consciente se abre paso y me siento un altavoz para que así sea.
Taller de juego consciente
De esto y de muchos recursos hablaré en mi próximo viaje por Latinoamérica, que comienza en Chile el día 19 de octubre. Estaré en Providencia, en Santiago, impartiendo un intensivo de 2 días el 27 y 28 de octubre.
Se trata de un taller muy práctico de juego consciente donde compartiremos recursos variados, cooperativos, de cuentos, de masaje, de música, de retos y de mucha compañía.
Solo hay 15 plazas y está dirigido a madres, padres, educadores y psicólogos. Son unos talleres donde comparto mi experiencia y tan solo puedo decir que todo el mundo sale muy satisfecho, removido y lleno de recursos para acompañar a la infancia. Me encantará que te animes. Aquí el link.
Porque “el juego hace posible lo imposible” y está en tus manos cómo disfrutarlo. Deseo de corazón que te guste lo que lees y te acompañe en tu camino personal.
Cristina Saraldi.
Directora General Froggies.es
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