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Cuando la mamá ya no está

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Cuando la mamá ya no está

Una de las situaciones más difíciles y dolorosas que nos toca pasar como seres humanos es cuando tenemos que dejar ir a nuestra madre. Yo tuve que pasar por eso muy joven, mi madre falleció por un cáncer de mama el año 2004.

La mamá es un pilar fundamental en la vida desde siempre, indiscutible cuando somos niños pequeños, con una relación un poco más compleja cuando somos adolescentes, y que creo se perfecciona cuando ya llegamos a la adultez y tenemos a nuestros propios hijos.

La muerte me arrebató la suerte de vivir con ella el momento cuando me casé o cuando nacieron mis niños, tampoco pude compartir con ella mis miedos, tropiezos, alegrías y frustraciones de la crianza. La pena de perder a tu madre es una tristeza que no se va nunca, solo aprendes a vivir con ella y seguir adelante. Aunque no se hable siempre, está siempre en nuestros pensamientos.

Es inevitable preguntarme en cada decisión que tomo ¿qué habría opinado mi mamá de esto? Tengo la sensación de que se me hubiese hecho más fácil la crianza de mis niños contando con su compañía. O tal vez no, quizás habrían sido discusiones y hasta peleas por lo que yo quiero para mis niños, eso no lo sé.

El Día de la Madre es un día especial, es un día como la vida misma. Tiene alegría y tristeza. La alegría de recibir los regalos y atenciones de mis niños, se combinan con la tristeza de que mi mamá no esté a mi lado.

Sin embargo, en medio de la pandemia por el Covid-19, que nos ha obligado a realizar cuarentenas, donde es normal sentir que el miedo nos invade por la incertidumbre, donde muchos han tenido problemas en sus trabajos, en la que no sabemos si esta enfermedad le tocará a algún ser querido, o incluso si estaremos vivos en un año más, te hace ver todo desde una perspectiva nueva.

Sé que hay muchas cosas que no pudimos resolver o que no pudimos decir y si hay algo que lamento es la pérdida de tiempo en discusiones que ahora parecen tontas, en los abrazos que no te di cuando podía o en la falta que me hizo comprender esa frase tan cliché de que “todo lo que hizo fue por mi propio bien”.

Mamá, ya no te extraño, porque estás conmigo. Estás en cada paso que doy, porque tú me enseñaste a darlos. Estás en la crianza de tus nietos, porque es tu ejemplo el que me guía. Estás en sus risas que son idénticas a las tuyas, en su color de piel y en el tono amable que usan con otras personas.

A quienes ya no tienen a su mamá, les mando un abrazo y los invito a buscarla en cada pequeño detalle cotidiano que les permita agradecer lo que nos dio, perdonar  cualquier error que pudo haber cometido y sonreír porque tuviste la gran fortuna de tener una madre para quien tú eras todo.

 

Paola Vega

Abogada especialista en derecho de familia

Instagram:  @poly.vega

Twitter:  @polyvega

Mail: poly.vega@gmail.com

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