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Chupete, mamadera o chuparse el pulgar: los efectos negativos de estos hábitos en los niños

Salud

Chupete, mamadera o chuparse el pulgar: los efectos negativos de estos hábitos en los niños

La succión es un reflejo que comienza a desarrollarse en el útero materno, sirve para asegurar a los bebés su necesidad de nutrición. Luego de su llegada al mundo se diversifica, ya que también es una de las formas que les permite volver a un estado de calma cuando se ven enfrentados a ambientes que les resultan desconocidos o amenazantes, y también los ayuda a dormir cuando se encuentran muy cansados.

Por tanto podemos diferenciar dos tipos de succión:

  • Succión nutritiva, que es profunda y le permite durante la alimentación la obtención de leche desde el pecho materno.
  • Succión no nutritiva, que puede darse durante la lactancia como una mucho más superficial que no genera salida de leche o asociarla al uso de chupete o los dedos cuando ya son más grandes.

Son hábitos que si bien se consideran normales en etapas tempranas, pueden ser perjudiciales cuando se extienden en el tiempo. A raíz de esto cabe preguntarnos ¿Cuándo es óptimo que mi bebé deje el chupete, la mamadera o de chuparse el dedo? Si no logramos eliminar estos hábitos de sus rutinas ¿Cuáles pueden ser las consecuencias?

Lo cierto es que existen distintos factores que influyen en los efectos que estos hábitos puedan producir. Te invito a continuación saber más sobre ellos, y ser tú quien decida cómo y cuándo erradicarlos.

Succión digital

Se le denomina succión digital al hábito de introducir uno o más dedos dentro de la cavidad oral, con el fin de encontrar la calma en ambientes que le resultan extraños, conocer nuevos lugares o personas puede llevarlos a un aumento de la ansiedad o también como una forma de llamar la atención de los adultos cuando son más grandes. Si bien es un hábito considerado normal a edades tempranas, puede dificultar el crecimiento de estructuras óseas orales y faciales, además de dificultar el desarrollo de funciones que son ejercidas por estas mismas estructuras. La American Dental Association, considera que no debería mantenerse más allá de los 3 o 4 años; posterior a esta edad aumentan considerablemente las probabilidades de presentar alteraciones de la mordida.

Si bien la más común es la succión del dedo pulgar, existen variaciones podemos encontrar niños que utilizan el dedo índice o incluso más de uno.

Efectos:

  • Dificultad en el crecimiento normal de las estructuras de la cara y de la boca: El contacto de la cara interna del dedo pulgar con el paladar se considera más nocivo en este sentido, genera una mayor presión sobre la estructura impidiendo su normal crecimiento que consiste en el descenso de la parte media que permite la ampliación hacia los costados, aumentando el espacio de la arcada dental superior.
  • Crecimiento de la mandíbula: Si el brazo o la mano son apoyados sobre la barbilla, hacen más complejo su avance para el crecimiento, pudiendo quedar desplazada hacia atrás con respecto a la arcada superior.
  • Mordida abierta anterior: Cuando el hábito se mantiene hasta después de la erupción de los dientes definitivos o durante ella, estos tenderán a crear el espacio necesario para que los dedos puedan ser introducidos en la boca (adjuntar imagen).
  • Cambios en la posición de los dientes: En lugar de mantener la posición vertical característica pasan a verse proyectados hacia fuera. (adjuntar imagen)
  • Posición de la lengua descendida en reposo: Para introducir los dedos a la boca, la lengua debe mantenerse en posición baja. Lo que hace que se comience a perder la posición ideal que consiste en mantenerla pegada al paladar.
  • Deglución atípica: También conocida como interposición lingual. Al momento de tragar, la lengua realiza un empuje en los dientes anteriores en lugar de posicionarse en el paladar.
  • Dificultad para producir algunos fonemas: En general se da por la incoordinación o falta de fuerza de la lengua, si sumamos una posición baja de la lengua a una deglución atípica tendremos una lengua sin la fuerza o coordinación suficiente para desempeñarse adecuadamente en tareas de habla.  

Chupete

Si bien no es tolerado por todos, es un excelente recurso para los bebés que no tienen lactancia materna, con el pueden completar su necesidad de succión. Al igual que el dedo, se puede utilizar para calmarlos en momentos de intranquilidad, o como una buena herramienta para los momentos en los que la madre no se encuentra cerca para tranquilizarlo.

Se recomienda que su uso no se inicie antes de las 4 a 6 semanas de nacido, en este periodo lo ideal es afianzar la lactancia materna, el chupete pudiese interferir en ello. Al igual que la succión digital puede producir efectos negativos en los niños y aun cuando su material es más suave y manejable que el dedo, puede provocar alteraciones de las estructuras de la cara y de la boca. Por eso se sugiere comenzar a restringir su uso cerca de los 6 meses, y erradicarlo cerca del año; este sería el escenario  ideal, pero muchas veces se hace imposible. Ahí es cuando se vuelve importante comprender que la presencia de el hábito de usar chupete no es lo único importante, si no también la frecuencia en la que lo realiza el niño, cuanto tiempo lo hace y cuales son las situaciones que lo predisponen a su uso. Con eso podremos ir gradualmente disminuyendo su exposición o anticipándonos a sus requerimientos.

Por ejemplo, en caso de tener un niño que use el chupete todo el día, no será fácil suprimir su uso por eso se aconseja ir disminuyendo gradualmente su exposición. Dejarlo solo para dormir si realmente lo necesita o para sentirse calmado en situaciones que lo desestabilizan. Lo importante es transmitirle que este proceso es parte de su desarrollo y crecimiento y no una prohibición absoluta que resulte traumática para el niño.

Efectos:

  • Mordida abierta anterior
  • Posición de la lengua descendida en reposo
  • Deglución atípica
  • Dificultad para producir algunos fonemas
  • Menor interés en la participación social: El uso constante del chupete hará que el niño no sienta interés por hablar y comunicarse con su entorno. Además para el entorno el niño también pasa a ser un comunicador menos eficiente.
  •  Aumenta el riesgo de padecer caries dentales.

Mamadera

Si bien es el recipiente que nos permite entregarles la alimentación líquida, su uso debe limitarse a bebés que por su desarrollo no puedan recibirlos de un vaso. Tendemos a pensar que cumplen la función del pecho materno, pero el trabajo muscular implicado difiere totalmente. Para la succión durante la lactancia materna se requiere de una sincronía muscular, que genere un selle de los labios a la aureola materna además de una presión negativa en la boca del bebé que permita la salida del alimento. En cambio la mamadera, es un elemento que requiere de menos fuerza y en ocasiones dependiendo del orificio de su tetina no requiere de esfuerzo muscular alguno. Es una accesorio que presta una gran utilidad cuando la lactancia materna no es posible, pero debemos considerar su retiro en el momento adecuado.

Cerca de los 12 meses podemos comenzar con la transición hacia los vasos, actualmente en el mercado podemos encontrar vasos de entrenamiento que son una excelente opción para este proceso,  les permite ir adaptándose progresivamente a la nueva forma de recibir los líquidos para posteriormente llegar a los vasos.

El mantener la mamadera por más del tiempo ideal, como los hábitos anteriores puede ser nocivo para el desarrollo de los niños. Aunque puede ser muy cómodo por ejemplo entregarles el desayuno en este objeto mientras están acostados, debemos evitarlo para no retrasar su desarrollo y crecimiento.

Efectos:

  • Mordida abierta anterior
  • Posición de la lengua descendida en reposo
  • Deglución atípica: La mamadera actúa como un objeto interpuesto durante la alimentación, lo que obliga al niño a seguir utilizando el patrón de deglución infantil, que es empleado durante la lactancia y consiste en mantener la lengua posicionada en el piso de la boca, alrededor de la tetina de la mamadera, el contenido va pasando sin la necesidad de levantar la lengua para apoyarla en el paladar al momento de tragar. A medida que los bebés crecen deja de ser lo óptimo, ya que se espera estén en un periodo de transición hacia una deglución más adulta.
  • Dificultad para producir algunos fonemas.

Si bien estos hábitos pueden generar efectos negativos sobre el desarrollo de nuestros niños,  no se da de esta manera en todos los casos. A lo largo de este artículo les he presentado los más frecuentes pero debemos recordar que cada niño es un mundo aparte y que dependen mucho de factores como la intensidad, frecuencia y tiempo de duración lo que pueda producir en cada caso particular .

Por último, es importante recalcar que el mercado actualmente nos ofrece muchas alternativas distintas,  es tarea nuestra saber cual es la que se adapta mejor a nuestro hijo y nos ofrece mejores beneficios para su desarrollo.

 

Daniela Soto M. Fonoaudióloga

@fonoaudiologa.danisoto

 

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