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El autismo no es una enfermedad

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El autismo no es una enfermedad

Por Carolina López M.

Acaban de diagnosticar a tu hija/o con autismo. Así que entras a Google para investigar todo lo que puedas, aprender y ayudarle. No solo te dan pánico los primeros resultados de la búsqueda – enfermedad, trastorno, padecimiento, incurable – sino que luego encuentras algo muy distinto: los casos milagrosos. Las dietas sin lácteos ni gluten ni azúcar. El testimonio de la madre que ahora es antivacunas porque considera menos peligrosa la poliomelitis que el autismo. Las terapias conductuales de cuarenta horas a la semana que te devolverán la fe en la humanidad. Y no sabes a quién creerle.

Pero hay una verdad que es la más importante: no existe cura para el autismo, porque no es una enfermedad.

El autismo es una condición neurológica, un cableado diferente del cerebro, una forma menos común de percibir la realidad. Y claro, se traduce en distintos aspectos de la vida cotidiana: es muy común que en las personas autistas existan dificultades en la integración sensorial y en las funciones ejecutivas, que demoren más que sus pares en alcanzar hitos como caminar, hablar o dejar los pañales, o que tengan una manera de comunicarse que escape de las normas (aleteos de felicidad, juegos repetitivos, temas de interés muy intenso).

Y entonces, ¿cómo abordar el diagnóstico?

Yo no soy experta, solo soy autista (y madre de dos peques también en el espectro). Lo que he aprendido, y que creo que sirve para cualquier persona en el mundo, es que la clave está en respetar. Las diferencias, las necesidades sensoriales, los tiempos, los gustos. Respetar que una niña solo use ropa con dibujos de gatos, o que solo coma comida de texturas blandas, o que necesite que su peluche esté en el lado izquierdo de la cama para poder dormir. Respetar que un niño solo hable de Harry Potter durante dos meses, y que a veces se escape de clases porque estar sentado le duele, y que durante sus primeros cinco años de vida necesite que le corten el pelo a tijeretazos en la tina, sin que se de cuenta.

Si respetamos a cada persona, si nos respetamos entre todos, sin distinciones, si consideramos que los que nos dicen es importante y somos capaces de escuchar, creo que descubriremos que muchas cosas nos dan miedo solo porque no las conocemos, porque tratamos de encajar en el molde que alguien más construyó en lugar de intentar descubrir quiénes somos y quiénes son las personas que tenemos a nuestro lado.

Que el autismo no te asuste: es un diagnóstico, no una sentencia.


Carolina López Montecinos es autista, madre y periodista. La encuentras en Instagram como @carolinautista

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