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Fiebre infantil: ¿Qué hacer con ella?

La fiebre es el aumento de la temperatura corporal, como norma general, mayor de 37.5°C en la axila (en los recién nacidos puede ser un rango más bajo).

Esta suele ser el motivo de consulta más frecuente en la edad pediátrica. La gran cantidad de mitos que hay alrededor de ella hacen que madres y padres se angustien muchísimo cuando se presenta, sobretodo en niños pequeños.

Pero contrario a lo que se piensa, la fiebre no es nuestra enemiga, es una aliada. Porque es el reflejo de la activación de nuestro sistema inmunológico ante algo que lo está atacando.

El sistema inmunológico es un conjunto de células que funcionan como un ejército para defendernos de los enemigos (virus, parásitos, bacterias, hongos). La fiebre es el reflejo de que se activaron esas defensas. Por este motivo no debemos tenerle miedo, es una reacción normal del cuerpo. Muchas veces es el primer síntoma de alguna enfermedad, que si no se presentara fiebre, no diagnosticaríamos a tiempo.

La fiebre, por si misma, no produce enfermedad, daño cerebral, ceguera, sordera o la muerte.

¿Cómo detectarla?

Muchas madres se dan cuenta que algo pasa porque el niño tiene las mejillas enrojecidas, los ojos brillantes o se encuentra un poco decaído. La sensación de aumento de la temperatura se aprecia al tocar al niño. Además, puede presentar respiración un poco rápida y aceleración de los latidos del corazón.

Para estar completamente seguras de que hay fiebre se debe usar el termómetro. Entonces, ¿qué hacer?

  • Primero debemos estar muy claras que lo que se debe tratar es el malestar que pueda tener el niño y no la fiebre. Como dice la Asociación Española de Pediatría “tratar al niño y no al termómetro”. Es decir, si está activo, jugando y sin malestar, no es necesario el antitérmicos.
  • Lo que sí hay que hacer es tenerlo lo más cómodo posible. Debemos quitarle el exceso de ropa y tenerlo confortable. No abrigarlo o desnudarlo demasiado.
  • Si el niño está incómodo, decaído, con mucho malestar, se puede administrar un antitérmico como paracetamol o ibuprofeno, que deben ser indicados por el pediatra (por las dosis). Les recomiendo que, en su consulta de niños sanos, siempre pregunten a su doctor cuál sería la dosis de antitérmico en caso de fiebre o malestar. Pero recuerden cuando se debe medicar y no recurrir a esto para cualquier cosa.
  • Estos medicamentos sólo bajan la temperatura cuando está elevada y lo hacen al cabo de una hora, en promedio. Así que no sirven para “prevenir la fiebre” ni trabajan de manera inmediata.
  • Se deben administrar líquidos con frecuencia para evitar la deshidratación.
  • Se pueden usar los medios físicos que son: uso de compresas mojadas en agua tibia y baño, igual con agua tibia, jamás fría. Esto puede mejorar mucho el malestar y ayudar a bajar la temperatura.
  • No se debe usar alcohol u otras sustancias. Tampoco infusiones de plantas que pueden ser extremadamente peligrosas.

¿Cuándo consultar al pediatra?

  • Si la fiebre persiste entre 48-72 horas.
  • Si el niño está muy decaído, somnoliento, apagadito.
  • Si hay dificultad respiratoria.
  • Si el niño tiene menos de 3 meses.
  • Si la temperatura sube a más de 40°C a cualquier edad o 39°C en niños de 3 a 6 meses.
  • Si hay cambios en la coloración de la piel (manchas rojas o violáceas).
  • Si hay vómitos tipo proyectil.

En cualquiera de estos casos se debe consultar al pediatra o a urgencias, siempre teniendo en cuenta que el niño mientras más pequeño, más rápido se debe evaluar (menor de 3 meses).

Dra. Ynés Arredondo
Pediatra-Puericultora-Especilista en Lactancia Materna
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