Desde que me convertí en madre, la red de apoyo conformada por mi familia y mis amistades, ha sido de gran ayuda. Las mujeres desde siempre hemos necesitado contensión y comprensión, y la tribu en maternidad es de vital importancia.
Una de las cosas que más se extraña cuando estás fuera de casa, sobre todo en el extranjero, es tu red de apoyo. Muchas veces no valoramos a las personas que tenemos cerca o a esas amistades que están lejos. Criar fuera de casa me enseñó que la distancia no es impedimento para hablar con mis amigas de la vida o entablar relación con otras mamás que estaban en lo mismo que yo: lejos de la familia.
Aún recuerdo cuando llegó el mail desde Italia, que mi marido había sido aceptado en la Universidad en el magister que siempre quiso. Sin pensarlo mucho tomamos la decisión de irnos los tres, con mi hija, por unos meses a Italia. El proyectarme que estaría lejos de mi familia por un tiempo largo, me hacía dudar si era lo correcto. Si bien, pudimos consolidar nuestra relación familiar, ya que estábamos los tres solos, nos adaptamos a esto, y los lazos se estrecharon.
Hubo ciertas cosas que se hicieron un poco más complicadas al estar solos; de igual forma, si puedo destacar algo, es lo fortalecida que salió nuestra pequeña familia.
Llegamos a Bologna, Italia, cuando mi guagua tenía 1 año 9 meses. Debido a la relación estrecha que tenemos con la familia y amigos, realizábamos video llamadas con frecuencia. La diferencia horaria y la falta de una señal óptima de internet, muchas veces nos exigía organizar las llamadas y adecuarlas a los horarios de mi hija.
Para sentirnos acompañados, era de vital importancia mantenernos conectados, así que me convertí en un radar de redes wifii, en aeropuertos, en museos y plazas. Cuando nos conectábamos, lo primero que hacíamos era enviar fotos, y así compartir nuestro recorrido por Italia.
Para optimizar el recurso “señal de wifii”, hicimos un grupo con todos los integrantes de la familia, para enviar videos, fotos o simplemente reportarnos de que estábamos bien.
La tecnología y las redes sociales son de gran ayuda. Muchas veces necesitas que te escuchen, que te den un consejo o simplemente hablar con alguien. WhatsApp se convirtió en mi gran aliado, porque la mayor parte del día la pasábamos las dos solas, mientras mi marido estaba en clases. Al pasar los días estas llamadas y mensajes de texto, se hicieron tan necesarias, que las sentíamos como verdaderos abrazos virtuales.
Otro tema no menor fue la diferencia horaria; teníamos 6 horas más en Italia, y esto complicaba las cosas. Para que resultara la comunicación coordinábamos horarios, y era fundamental que no coincidieran con la hora de la siesta o en la noche, ya que después de cada video llamada, mi hija quedaba hiperventilada y quería seguir hablando con los abuelos.
Mi mayor temor era que mi hija no recordara a su familia, pero mantener un comunicación fluida, utilizar todos los recursos disponibles, me demostró que ha medida que iba creciendo, los reconocía, los llamaba por su nombre y muchas veces me pedía hablar con el Tata o la abuela.
Con mi marido elaboramos estrategias para que mi guagua sientiera siempre presenta a la familia: le mostrábamos fotos, videos, le contabamos historias, para que ella los fuera reconociendo y los llamara por su nombre.
Creo que el momento que más se extrañó nuestra red familiar, fue cuando tuvimos uno que otro inconveniente. En los momentos difíciles es cuando se reafirma la importancia de este gran apoyo, que nos ayuda a maternar, ya que criar a nuestros hijos solos es tremendamente complicado.
Siempre se necesita ese soporte sobre todo cuando estás cansada, o agobiada, y estar lejos de casa no es impedimento, para que te sientas acompañada y cerca de los tuyos.
Carolina Martínez Fernández
Odontóloga y Mamá Viajera