“Nada es verdad o es mentira, todo es según el color del cristal con el que se mira” – Calderón de La Barca
Seguramente la mayoría de las personas mienten a diario. El tema es distinguir la razón de esta construcción mental ¿qué ganancia nos genera?
A veces la mentira nos ayuda a mantener algo que podría irse y dejarnos, otras ayuda a obtener algún beneficio. En ocasiones la realidad es adornada para hacerla más agradable y embellecemos ciertas cosas que no parecen tan agradables. Si embargo, cuando se miente con frecuencia o hacemos de la mentira nuestro motor, puede llegar a convertirse en un problema.
Se miente, sin duda, para no enfrentar una realidad o porque nos faltan recursos para defender cierto lugar. Se miente porque no tenemos los recursos necesarios para asumir una cierta realidad.
Es real que a partir del contenido de la mentira de una persona podemos conocer mucho de ellos mismos, de sus intenciones, sus miedos, sus anhelos. Es cierto que la realidad no podemos reproducirla tal cual: siempre la vamos a teñir de nuestra propia capacidad sensitiva, de una manipulación que aparece al atravesar el sistema sensorial, que es ilusorio, de cada persona. Su propia estructura psíquica la moldeará.
A medida que crecemos, cuando somos niños, el mentir nos permite diferenciarnos de la madre. Alejarnos de su discurso. Ser no-ella. Es decir, todo un desafío: Mentir es no aceptar una frustración: Mentir siempre es una decisión narcisista.
Mentira (definición de la Real Academia): “Expresión contraria a la verdad”. Mentira deriva de mens, que en latín significa mente, ya que lo falso es pura invención de la mente.
Varinia Signorelli C.