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Mamá vs mamá – ¿Quién gana?

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Mamá vs mamá – ¿Quién gana?

No hay una forma de criar, está claro. Pero si partimos de la base que cada mamá hace lo mejor que puede para ese hijo que tiene, porque busca su bienestar, podemos convenir que con amor a la base y esfuerzo, cada una da lo mejor de sí misma.

mamá vs mamá

Cada mujer es distinta, cada madre también. Vivimos realidades que a veces nos alejan y otras veces nos acercan, pero nos une el hecho de ser madres. Vivir para que otra persona (pequeña persona) pueda crecer sano, desarrollarse y ser feliz: porque todas queremos que nuestros hijos sean felices.

Muchas veces decimos que la sociedad nos exige a las madres y nos hace más duro el camino y de todas maneras es verdad, pero no he visto mayor evaluación, no he percibido peor trato al juzgar la forma de criar, no he logrado dimensionar más dureza que el que encuentro muchas veces entre madres.

Sí, nosotras mismas nos juzgamos entre nosotras porque consideramos que nuestro estilo de crianza es el correcto. Esa mirada absolutista, poco empática y cerrada es dolorosa, nos afecta y aporta negativamente en la armonía entre mujeres. Especialmente en redes sociales: terreno fértil para agredirse gratuitamente.

La lactancia materna

Sabemos que el pecho materno es increíblemente bueno para nuestras guaguas, que la OMS lo recomienda hasta los 2 años o más y que establece un vínculo emocional importante.

Sin embargo, muchas mujeres por razones ajenas a su voluntad se ven imposibilitadas de dar de mamar: medicamentos, mastitis, estrés importante, etc. En esos casos la leche de fórmula es indispensable y maravillosa para esos niños y para esas madres, que abrazando a sus guaguas dando mamadera se llenan de culpa por no poder amamantar. Además de la sensación de fracaso propia, son juzgadas desde fuera y sentenciadas porque usan mamadera. ¿Quiénes lo hacen? Las otras madres.

Los colados

Me pasa muchas veces que, personas que no entienden mi poca habilidad culinaria, me tildan de floja porque le doy colado a mi hija. Colado que le encanta, que además viene con una nueva receta que está libre de sodio, con vegetales y frutas seleccionadas, dentro de toda norma (los nuevos Naturnes de Nestlé) por lo que me quedo tranquila que está comiendo algo de excelente calidad. Pero me queda el gusto amargo de tener que dar explicaciones y mostrar la etiqueta nutricional ¿Por qué? porque otras mamás critican mi opción de alimentar a mi hija con lo que se come feliz y me deja feliz.

Criar en brazos

Sabemos los beneficios del porteo en los niños, pero hay mamás que tienen dificultades en sus articulaciones o huesos. Que amarían pasear a los niños en brazos pero que su única opción y la más segura es el coche. Entonces además de su propia frustración y dolencia, son juzgadas por aquellas madres que miran el coche como un artefacto que usan las madres desapegadas.

El colecho

Las madres que colechamos somos juzgadas por las que opinan que debemos dejar a los niños en la pieza desde los 6 meses, cuando hay hasta evidencia que indica que no es así y que los niños necesitan a sus padres durante la noche, por lo menos un par de años antes de sentirse completamente seguros. ¿Y quienes te miran con cara de horror cuando le dices que duermes con tu guagua de año y medio encima? Si, adivinaste: otra mamá.

Los pañales

Otro tema son los pañales. Hay mamás que tienen el tiempo de lavar pañales de tela, otras que saben perfecto la técnica de los pañales ecológicos y otras que simplemente prefieren los pañales desechables porque no nos queda tiempo para preocuparnos de un ítem más en la vida de madre. No es que esas madres quieran destruir el planeta o no tengan conciencia ecológica. Simplemente no quieren agregar una preocupación más. Y seguimos siendo juzgadas.

La lucha entre una mamá y otra mamá

Podría seguir infinitamente: si toallas húmedas en vez de agua, que juguetes a pila o de madera, si los cuidas o sales a trabajar, si nana o jardín, si mamaderas de plástico o vidrio; etc. ¿Se les ocurre algo más?
Solo quiero pedir que en vez de juzgar, nos acompañemos, entendamos que los zapatos de la madre del frente no son los nuestros y que la libertad de crianza termina cuando comienzan los derechos de la infancia. Si ves vulnerados los derechos de los niños, entonces alza la voz. Sino, sino entonces preocuparnos de lo que realmente importa.

El mundo de una madre sería un poquito más agradable sin la mirada inquisidora de un par.

Equipo Supermadre

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