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Nacer: Un cambio importante de hábitat

Sabemos que nacer en un momento relevante, recibimos a nuestras guaguas con los brazos abiertos para acompañarlas durante su desarrollo. Fantaseamos ese momento mágico y vivimos tratando de hacer de esta llegada al mundo, un momento perfecto.

¿Qué experimenta verdaderamente nuestra guagua? En este post vamos a lograr ponernos el el lugar de nuestros hijos e hijas, para intentar darles lo que verdaderamente necesitan.

Nuestro hijo recién nacido lleva 40 semanas en nuestro útero, separado del mundo externo pero recibiendo estímulos de éste. Ha estado en una burbuja, aislado, con todas sus necesidades cubiertas y satisfechas 24/7.

Su cerebro logra recibir información de estímulos externos e internos, que provocan malestar o bienestar. De la misma manera y dependiendo del bienestar o malestar que perciba, la guagua es capaz de sentir seguridad o inseguridad, luego, fuera del útero.

Entonces, al nacer, la guagua pasa de un estado de bienestar completo a un mundo real, más hostil, expuesta a distintos estímulos nuevos y sin amortiguación: Siente hambre, frío, escucha ruidos intensos y es alejada del cuerpo de su madre; ya no siente su corazón ni escucha su voz. Esto último es lo más difícil y lo que genera mayor malestar en nuestras guaguas.

Aparece el llanto como manifestación de las sensaciones desagradables, busca pedir ayuda para ser atendido en su sentimiento displacentero. Si es atendido en su petición de ayuda, se recupera el bienestar, sino se genera cortisol en el cerebro debido al estrés experimentado.

Una guagua que experimenta estrés sostenidamente tendrá consecuencias emocionales y físicas. Por esta razón es que SIEMPRE debemos responder al llanto del bebé. Una guagua que llora y no es escuchada o no es ayudada, va a dejar de llorar, pero dejará de llorar no porque logró calmarse solo, dejará de llorar porque aprenderá que si llora nadie va en su ayuda. Esto se llama “desesperanza aprendida” y genera dificultades importantes a nivel emocional.

Los bebés y los niños no pueden calmarse solos, necesitan de los brazos de una figura significativa que los calme y al calmarlos les estamos dando bases sólidas en lo afectivo.

El hábitat natural de una guagua es el cuerpo de su madre, por esta razón la lactancia aparece como fundamental también: mecanismo de alimentación del cuerpo y de apego emocional que le brindará llegar a este nuevo mundo de una manera adecuada.

¿Qué necesita un recién nacido?
Sentir cerca el cuerpo de su madre, lo reconoce cerca mediante el estímulo del calor en su piel; que lo encuentra en el contacto con la piel de su madre. Necesita alimento; que lo encuentra mediante Lactancia Materna exclusiva (y que no es sólo alimento para el cuerpo sino para el alma) y protección ; que lo encuentra al percibir a la madre cerca y percibir los estímulos que le son conocidos.

Mantenerse junto a nuestras guaguas, cargarlos en brazos, calmarlos cuando lloran, alimentarlos con lactancia materna, acompañarlos y entender sus necesidades ayudará que estemos más sintonizadas con éstas y alertas en brindar satisfacción. recordemos que el exceso de amor no malcría y que si nuestros niños piden es porque necesitan y debemos satisfacer sus necesidades.

 

 

Varinia Signorelli C.

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