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Niños autónomos: en cada gesto una oportunidad

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Niños autónomos: en cada gesto una oportunidad

Enseñamos autonomía a nuestros hijos pequeños sin querer, es más, da la impresión que la seguridad se transmite a los niños con pequeños gestos que le dan la sensación de poder ser/hacer. A la base de un niño autónomo, hay un niño seguro de sí mismo que se siente querido por sus entorno y es capaz de desplegar sus habilidades en el mundo. Para esto debemos ser pacientes y observantes, intentar no intervenir cuando nuestra guagua quiera hacer algo por sí mismo. Todo lo contrario a obligarlo a ser autónomo: el secreto es detectar que quiere hacer y prestarle ayuda cuando lo pide o dejar que lo haga a su manera. Acompañando con ternura lograremos la anhelada autonomía.

Entonces debemos tragarnos nuestros temores de niñas, sacarnos a las madres sobre protectoras que tuvimos (las que las tuvimos) y mirar las necesidades y habilidades de nuestro hijo. La diferencia fundamental entre proteger y sobre proteger es que al proteger estoy mirando las necesidades del otro y le doy el cuidado que necesita según su propio nivel evolutivo. En cambio sobreproteger es mirarse el ombligo y transmitir los miedos que tengo de mi propia niñez, proyectar en mi hijo miedos que no tienen que ver con él, en palabras coloquiales: pasarse películas, alimentadas por nuestros miedos de niña.

La vida, los días y sus rutinas son una oportunidad, les dejo acá algunas ideas para practicar y fomentar el “dejar ser” y permitirle a nuestra guagua intentar por sí mismo. Pensé en un niño de un año, pero sabemos que todos los niños son distintos y que algunos podrán un poco antes y otros mucho después, no está mal. El secreto es mirar a nuestro hijo y movernos desde lo que es capaz de hacer, nunca desde lo que no es capaz.

AM

Al levantarnos, almorzar y salir a jugar

Despertarnos con alegría nos da la posibilidad de un mejor ánimo y aunque a veces lo hagamos corriendo, partir con buena música o con una canción que nos guste es un buen inicio de jornada. Haz participe a tu guagua: cántale.

Al cambiarle el pañal hazle la señal del pañal sucio (puf! tiene pipí: puede mover la malo, arrugar la nariz, trata de exagerar el gesto) ¿por qué? porque después podrá ir extrapolando y, cuando vaya creciendo, te dirá cuando mojó el pañal. Este sencillo juego de imitación podrá ayudarle a comunicarse si está incomodo y generar una conducta en el adulto: “me cambia el pañal” ¿Qué mayor seguridad que tener respuesta a mis problemas?

Cuando lo vistas pídele que mueva o te extienda las partes del cuerpo que vas arropando: “Dame el pie”, “pongamos la manga partiendo por la mano”, “ordenemos el vestido” y poco a poco deja que vaya poniendo por si mismo algunas prendas: sombreros, chaquetas, calcetines e instalo a seguir. Claramente al año será un poco difícil, pero sentirá que participa y eso es oportunidad de transmitir seguridad.

La hora del almuerzo es también un momento ideal, podemos ponerlo en su silla de comer y dejarlo que meta las manos a su plato, que se alimente por sí mismo. De esa manera sentirá que es capaz, explorará las texturas y los pedacitos que le des. El picado es lo máximo porque todo es tan blandito que podemos quedarnos tranquilas que no habrá atoros. Aunque recuerda que el secreto es estar ahí acompañando siempre y participando en los logros. (si vas a darle colados o picados recuerda que no deben tener sodio, ni azúcar, evitar los conservantes y aditivos es crucial. Nosotros preferimos los nuevos colados  y picados Naturnes, además las compotas están hechas con fruta orgánica)

Salir de casa es una oportunidad también porque podemos ir mostrando lo que vemos y contando lo que va pasando durante el paseo. Llevarlo un rato de la mano, ir donde quiera por una porción de tiempo, acercarse a las plantas, al barro o donde busque explorar es recomendable para conocer sus intereses ¿Prefiere las plantas o los animales? ¿corre o camina más lento?¿Se queda a mi lado o quiere irse lejos? todo esto nos da información valiosa de su forma de percibir el mundo y de finalmente cómo es. Recuerda que a partir de sus propios intereses podemos conocer su mundo y entender lo que va sintiendo y prefiriendo. Poco a poco será más autónomo, será capaz de moverse por sí mismo, saltar, correr sin necesidad de ir de tu mano. Es lindo observar el proceso.

 

PM

La hora de bajar las revoluciones e irse a la cama.

Primero lavarnos los dientes con ellos, la cara y ponerles el pijama con ayuda de los pequeños (similar al ítem de vestirse en la mañana) podemos jugar con las prendas de ropa que vamos sacando: usar el pantalón de gorro, los calcetines como títere, buscando que nos siga el juego y sea capaz de usar el humor para relacionarse. Estos ítems son necesarios para inculcar los hábitos, que no son más que la repetición acompañado, luego ensayada y con ayuda y luego incorporada en mi rutina de manera autónoma.

Para irse a dormir es importante que bajemos las revoluciones por lo menos una hora antes, no pantallas ni música fuerte. Podemos elegir algo que los ayude a relajarse, leerles un cuento es fundamental: por el lenguaje, el vinculo y por la autonomía que te brinda el ser capaz de abrir un libro y saber qué hay ahí. Primero se los lees tú, señalan juntos, luego te lo cuenta tu guagua como prefiera y luego será capaz de verlo solo y recordar. El momento y el relajo de la hora de dormir asociada al libre hace un beneficio muy grande en términos de regalar a los niños el habito de la lectura.

Ser autónomo, con hábitos saludables y entender cómo funciona el contexto en el que estoy inserto es un desafío para cada niño. Es nuestra acción como madres la que ayudará a la incorporación de estos últimos.

¿Tienes otros tips para fomentar la autonomía?

 

Equipo Supermadre

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