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Testimonio: Así destruí mi relación de pareja

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Testimonio: Así destruí mi relación de pareja

Claudia nos cuenta su historia, cómo pequeñas cosas destruyeron su relación de pareja. A continuación dejamos lo que ella escribió para compartir con ustedes, para evitar cometer los mismos errores.

“No hubo terapia de pareja, psicólogos o soluciones que funcionaran con nosotros”

“Las relaciones se acaban, y la mía ya es historia.”

Como destruir una relación de pareja

Nos conocimos en la Universidad hace unos 5 años, al poco tiempo comenzamos a salir juntos. Cuando el terminó la Universidad arrendó un departamento en el centro al que nos fuimos a vivir juntos.

Me costó mucho tiempo darme cuenta que lo nuestro era una relación tóxica, muchas situaciones difíciles que finalmente llevaron a que el cuento de hadas se convirtiera en una relación asfixiante de la cual no podía salir.

Luego de mucho tiempo (y horas de terapia) logré darme cuenta las cosas que llevaron a que lo nuestro se destruyera mas fácilmente de lo que comenzó.

Es evidente que la mayoría de las relaciones van a terminar tarde o temprano, aunque claro, algunas pueden durar toda la vida, pero no es el caso de todas. Ojalá hubiese sido eterno.

En realidad no puedo echarle la culpa a el de todo, fuimos los 2 los que hicimos que todo se fuera literalmente al carajo, aprendan de mi experiencia.

A a mas de alguien le puede servir saber lo que me ocurrió, tal vez pueda darse cuenta que le pasa lo mismo y solucione las cosas antes que pasen a mayores.

 

Tomé distancia de mi pareja

Es evidente. En el momento que nos distanciamos nos damos cuenta que las cosas no están bien.

Llevábamos cerca de 3 meses viviendo juntos y tuvimos una discusión, me fuí del departamento por 2 semanas cómo método de defensa. No quería que pelear nos hiciera daño.

Corté todo tipo de lazo con él durante cerca de una semana, nada de celular, whatsapp o Facebook. Me distancié de el todo lo que pude para no salir herida, y fué peor.

Volvimos y todo estuvo bien un tiempo, pero cada vez que habían problemas me iba a casa de mis padres en vez de buscar una solución sensata y pacífica. Debí abrir mi corazón junto a mi pareja una docena de veces en vez de huir.

Escondí mis gastos (y también mis ganancias)

Al año de estar viviendo juntos me recibí y comencé a ganar dinero (y mucho mas de lo que ganaba el). Para no hacerlo sentir mal dejé que siguiera pagando las cuentas del departamento (y se esforzaba mucho para hacerlo).

Yo me dediqué a comprar ropa, perfumes y joyas. Para que no descubriera mis gastos todo lo pedía envuelto en papel de regalo y le decía que me los había regalado mi papá. Mi papá siempre me hacía regalos costosos, así que era la coartada perfecta.

En algún momento comencé a sentirme una infiel del dinero y le conté que estaba gastando mucho en cosas que no necesitaba, pero que las pagaba con mi sueldo.

Me miró con desconfianza por haberle ocultado durante más de un año que yo ganaba mas que el, después de eso nunca mas confió plenamente en lo que yo decía o hacía. Debí haber sido transparente desde el comienzo.

Me convertí en un parásito emocional

Siempre he creído que uno tiene una conexión especial con la pareja, lo que me llevó a estar permanentemente con el, en cada momento y a cada hora.

Dejé de ser una mujer independiente, sólo me separaba de el para trabajar y para derrochar mi sueldo.

El resto del tiempo lo obligaba a estar conmigo, dejando a su familia, su perro y sus amigos de lado. Nos convertimos en un ser simbionte sin autonomía.

Me sentía tan vinculada a el que ya no quise tener relaciones sexuales ni me interesaban las muestras de amor, sólo me interesaba que fuera mío y nada mas.

Dejamos de disfrutar la vida

Nuestro hobby era hacer zapping y pedir comida a domicilio. Vimos todas las series de moda y las que no estaban de moda, creo que vimos TODAS las mejores series de todos los tiempos:

  • Game of Thrones
  • The Walking Dead
  • Breaking Bad
  • Lost
  • Los Soprano
  • The Wire
  • Mad Men
  • Seinfeld
  • Los Simpson
  • Twin Peaks
  • Friends
  • 24

Sí, aunque no lo crean vimos todas las temporadas de los Simpson hasta la 26, cada uno subió cerca de 10 kilos. Nunca más hicimos deporte ni actividad al aire libre.

Nos cerramos a la posibilidad de hacer cosas nuevas, hobbies o salir a un nuevo restaurant. Nuestras vacaciones eran ir a la playa y seguir viendo series.

De más está decir que mientras estábamos frente a la TV prácticamente no hablábamos, es decir nos comportábamos como 2 extraños en silencio frente a una pantalla.

El desprecio

relación de pareja

Luego de 2 años juntos, algunos kilos de más y cada vez mas desconfianza entre nosotros comenzaron a aparecer cosas que nos indicaban que todo iba de mal en peor.

Como engordé, el me comenzó a mirar con desprecio y decirme cosas despectivas. El apodo de “chanchita” ya no me hacía gracia pese a que se lo dije muchas veces.

Me comencé a sentir mal y comencé a hacer lo mismo. Cada vez que podía le enrostraba que tenía un trabajo mediocre. Cada vez que pude lo dejé en ridículo frente a su familia y amigos.

El whatsapp y los mensajes de texto

Cuando nuestra relación ya estaba muy mal comencé a darme cuenta que sólo nos decíamos las cosas importantes por whatsapp, las conversaciones mas incómodas creo que aún están en algún lugar de mi teléfono que espero no volver a ver nunca más.

Lo peor no fue eso, lo peor fue que nuestra poca comunicación se convirtió en cero comunicación. Ambos la pasábamos frente a la pantalla de celular en vez de conversar. A veces pienso que hubiese sido mejor haberle gritado en la cara en vez de decirle las cosas a través de la pantalla

No sé en que momento comencé a enviarle mensajes de texto a algunos compañeros de trabajo que consideraba atractivos. Nunca algo sugerente ni explicita, pero si mantuve varias conversaciones coquetas que mi pareja descubrió. 

Luego de eso lo que mas había en la casa era silencio.

Convertir los problemas en silencio

Después de cientos de mensajes, discusiones, peleas y algunos gritos encendí el piloto automático.

No nos hablábamos en semanas, pese a que compartíamos la misma casa, la misma habitación y la misma cama. Nos gruñíamos mas de lo que hablábamos.

Lo culpé a el de todo, en silencio. Lo último que le dije fue:

“Ya no puedo mas, me voy”

Que no les pase lo mismo que a mi relación de pareja, aprendan de mi error.

Claudia A.

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