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Viajeras: Las aventuras de una madre y su pequeña hija recorriendo el mundo

Estilo de vida

Viajeras: Las aventuras de una madre y su pequeña hija recorriendo el mundo

Mi nombre es Carolina Martínez mamá, esposa y odontóloga de profesión. Y desde que nació Ornella supe que recorreríamos el mundo los tres, que la incluiríamos en todos nuestros planes. Lo que no imaginaba es la gran aventura que puede llegar a ser el viajar con una niña menor de dos años.

Cuando Ornella tenía cinco meses y medio, y estábamos con lactancia materna exclusiva, fuimos tres días a Hamburgo, Alemania. En ese viaje recorrimos durante dos semanas algunas ciudades de Dinamarca en auto. El objetivo era conocer este país nórdico en otoño, temporada baja de turistas y ver cómo vivían los daneses, ya que según el Informe Mundial de La Felicidad del año 2016, ocupan el primer lugar y la práctica del “Hygge” los hacia felices en ese frío lado del mundo .

Foto: Carolina Martinez

En Junio del año pasado pude cumplir uno de los mayores sueños de mi vida, estar en la Plaza Roja de Moscú. Desde que era niña soñaba con estar caminando y entrando a la catedral de San Basilio, que es la típica colorida de las postales rusas, visitar el Kremlin y conocer de cerca un poco más de la vida de los zares y la familia Romanov. Ese viaje fue una verdadera odisea, 23 horas, con un larga escala en Dubái, en donde la aerolínea perdió el coche y recorrimos todas las iglesias y museos con mi beba en mochila portaguagua.

En Octubre del año pasado nos comunican que mi marido fue aceptado para cursar un máster en la Universidad de Bologna, Italia. Era la oportunidad que estábamos  esperando y cómo familia aceptamos el reto. Estar los tres, sin redes familiares, en otro continente y con otro idioma, era todo un desafío. El primero de febrero nos embarcamos en nuestro primer viaje en avión solas, ya que por asuntos de estadía y propios de la universidad,mi marido se fue un mes antes.

Antes de subir a ese avión, repasé uno a uno los puntos de “cómo mantener entretenida a una guagua en un vuelo de 16 hrs ”, y obviamente nada salió como lo había planeado. iPad con todos los capítulos cargados de Peppa Pig, galletas  y juguetes favoritos, no fueron suficiente para el tremendo berrinche que hizo, cuando apagaron las luces del avión, los pasajeros “debían” dormir y el IPad volaba por los aires. Para que pasara rápido este episodio, y evitar las miradas de odio, le ofrecí una leche, ante mi sorpresa aceptó  y se tranquilizó. Fui con ella en brazos y con la mamadera a pedir agua  y me dicen que no pueden expender agua caliente, por el riesgo de derrame en turbulencias. En lenguaje poco elegante, le dije que necesitaba el agua y que si no me la daban, las verdaderas turbulencias las haría mi bebé. En ese momento se acercaron dos tripulantes y me llevaron un termo de un litro con agua al asiento.

Foto: Carolina Martinez

Desde que nos subimos a ese avión y llegamos a Italia, la maternidad ha sido una montaña rusa: trenes, idioma, berrinches, búsqueda de jardín infantil,control de esfínteres, entre varias otros etapas del desarrollo de una niña de casi dos años. Estar dedicada a mi familia durante este tiempo, me ha permitido hacer una pausa de mi agitada vida laboral de Santiago y disfrutar al máximo cada momento, cada nueva experiencia y participar más activamente en el aprendizaje de Ornella.

Viajar  y conocer otras culturas te abre la mente y el corazón, no eres la misma persona al regresar. Quizás mi guagua no recuerde que estuvo recorriendo San Petersburgo, que estuvimos en el pequeño mundo de Legoland, que nos mojamos con una lluvia torrencial en Venecia,que escuchamos orar a los musulmanes en Dubái, pero tengo la certeza al ver su sonrisa, que disfruta de todas los nuevas lugares que hemos recorrido los tres.

Saludos desde Bologna.

Carolina Martínez Fernández

@lacaromartiinez

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