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Antes no es mejor: la importancia de respetar los ritmos de aprendizajes

Soy Educadora de Párvulos y Educadora Diferencial, Directora de un Colegio para Párvulos en La Serena y supermamá de 2 hermosos soles. Desde mi vereda profesional es muy fácil transmitirles a los padres parte de la teoría sobre crianza y roles parentales, pero como también soy mamá puedo entender a muchos de mis apoderados y orientarlos desde una mirada empática y solidaria.

Es muy importante contar con las familias de nuestros párvulos, sin ustedes mamás y papás, el trabajo en jardines o colegios sería cuesta arriba. Nuestra sociedad avanza a pasos agigantados, todo debe ser inmediato, instantáneo, somos cada vez más competitivos y todo esto se los hemos transmitido a nuestros niñas y niños. Debemos hacer un ALTO. No es posible querer siempre ser mejor que el vecino, que la amiga, que la hermana, he visto parejas competitivas entre ellos mismos… INSÓLITO. Como Educadora y supermamá, siento la necesidad de transmitir y aportar información sobre la difícil y a la vez hermosa labor de criar en la actual sociedad.

Este ritmo imparable de competitividad y ganancia nos hace entrar en una turbulencia que consume nuestro potencial para cumplir nuestro rol de padres. Hemos trasladado esto a nuestra forma de criar. Cuando ni siquiera nacen estamos pensando en que debo dar pecho para ser mejor que mi amiga que no dio, cuando ya nacen queremos que caminen pronto porque el hijo de mi prima caminó a los nuve meses, los sobre estimulamos para que hablen pronto, nos frustramos si eso no ocurre, queremos visitar a un fonoaudiólogo a los dos años, continuamos después queriendo que en kínder lean, escriban, sumen y resten.

Te has dado cuenta que en cada control con el pediatra nos realiza diversas preguntas, como: “¿Cuántas palabras dice?”, “Ya dejó los pañales?”. Estas preguntas lo contextualizan en los llamados “Hitos del desarrollo” que representan indicadores de conductas que los niños alcanzan en ciertas edades.

No obstante, debemos tener mucho ojo cuando hablamos acerca de esto. Acotar conductas a ciertas edades específicas puede llevarnos a pensar que si nuestro hijo o hija no las presenta tiene “problemas” y a estresarnos innecesariamente. Cada niño y niña se desarrolla a ritmos diferentes, ya que estamos expuestos a experiencias diferentes, desde nuestra carga genética, las oportunidades y vivencias y la propia cultura. Es completamente normal que los niños presenten algunos hitos antes o después de la edad promedio.

Lo que no debemos olvidar son los periodos críticos. El cerebro debe recibir estímulos para construir redes dentro de áreas cerebrales específicas, en un lapso de tiempo determinado, y es a esto que le llamamos períodos críticos.

Por ejemplo, el período crítico para el desarrollo del lenguaje es aproximadamente desde los seis meses hasta los seis años, mientras que el período crítico del desarrollo motriz es aproximadamente desde el nacimiento hasta los ocho años (Sousa, 2006).

Es por esto que hasta los siete años, es vital proporcionarles muchos estímulos diferentes e intencionados en forma de experiencias significativas que se adecuen a los intereses y necesidades de los niños, así nos aseguramos de darles las mejores oportunidades para el óptimo desarrollo del cerebro.

Desarrollo de los niños

Si queremos entender porque es tan importante respetar los ritmos de aprendizaje de nuestros hijos es crucial que entiendan cómo es el desarrollo de los niños.

Deben saber que los niños se desarrollan en secuencias, y se puede visualizar en el área motora, donde el desarrollo es céfalo caudal, es decir, controlan el movimiento primero de la cabeza, luego el cuerpo, luego los brazos, finalmente las manos y luego los pies. Los bebés aprenden a utilizar la boca, los ojos y los oídos antes que sus manos para agarrar objetos, y así mismo aprenden a utilizar las manos antes que los pies.

El desarrollo se produce en patrones. Los patrones son como se organizan las acciones. Por ejemplo, en la coordinación óculo manual (que es necesaria para agarrar objetos o pasarlos de una mano a otra), deben coordinar primero los movimientos de los ojos, para luego coordinar el movimiento de sus manos. Para que los bebés puedan coordinan los movimientos de los ojos con los de las manos cuando miran lo que están sosteniendo, pueden transcurrir muchos meses hasta que los ojos y las manos funcionen eficientemente de manera conjunta.

¿Se han dado cuenta cuando los bebes son pequeños a veces los miramos y ellos no logran enfocar uno de sus ojos hacía donde mira? ¿O uno de sus ojos “baila”? Es porque aún no desarrollan el control de los músculos de sus ojos. ¿Se imaginan insistir en que agarre un objeto y lo cambie de mano?

Otra característica propia del desarrollo es la irregularidad e inestabilidad. A veces los bebés comienzan a aprender una habilidad y luego pausan el desarrollo de esa habilidad para enfocarse en el desarrollo de otra. Tu bebe puede dar todas las señales de que está a punto de gatear y un día despierta y pone en pausa ese aprendizaje porque encontró más interesante agarrar y soltar objetos, por lo que no debemos sorprendernos si ahora no hace algo que antes hacía. Muchos papás me dicen muy preocupados, “tía, antes decía varias palabras, ahora no dice nada” y yo les explico que el desarrollo es irregular e inestable, pausan habilidades para desarrollar otras según sus intereses y experiencias.

El desarrollo de nuestros pequeños es el fruto continuo de procesos biológicos, psicológicos y sociales en los que ellos van resolviendo situaciones cada vez más complejas, y las habilidades logradas ayudan al desarrollo de las subsiguientes (ojo que son solo algunas las que son indispensables para otras, principalmente en el área motora). No puedo dejar de reiterar que estos procesos están determinados por la interacción entre la carga genética, y el contexto en que vive (respuesta a sus necesidades, nutrición sana, estímulos, etc..).

Además de la particularidad que tiene cada niño y niña en su desarrollo, no se puede hablar de uniformidad ni evolución lineal en el desarrollo infantil, ya que cada etapa infantil plantea crisis, puntos de inflexión que van pautando el desarrollo y el crecimiento.

Con todo esto, no quiero decir que no debamos conocer las etapas del desarrollo infantil y conocer cuando comúnmente caminan, dejan los pañales, siguen instrucciones o saltan en un pie. Existen ciertos hitos o conductas que debemos ayudarles a desarrollarlas. Si no estamos atentas a las señales de cuando están listo para dejar los pañales podría pasar muuucho tiempo hasta que el solo quiera usar ese asiento especial que hay detrás de una puerta en casa.

Más que tener un cronograma de lo que debería hacer en cada mes, debemos organizar las experiencias que podemos brindarles para estimularlos en su desarrollo.  Los primeros tres meses solo necesitan contacto piel a piel. Hasta los 6 podemos presentarles estímulos visuales, auditivos y táctiles. Siempre conversar mucho con tu bebé, contarle todo lo que sucede a su alrededor.

Les podría recomendar una serie de actividades para cada mes, pero internet está lleno de páginas con ese contenido. Lo importante es que no creas que si a los X meses tu bebé no gatea, no caminará al año. Todas estas edades son parámetros y en ningún caso quiere decir que una es indispensable para que se desarrolle otra. Hay conductas que simplemente no se presentan y un gran ejemplo es el gateo.

Lo mejor que puedes hacer es olvidarte de esto y disfrutar cada etapa de tu hijo, jamás compararlo con ningún otro niño, y nunca apresurar procesos que vivirá en el momento en que esté preparado para hacerlo. Podemos ayudarles en términos generales con estimulación temprana al leerles cuentos, salir a pasear y conversar sobre lo que observa, con acompañamiento en la etapa preescolar, atentos a lo que a ellos les motiva aprender, dándoles espacios y tiempo necesario. No lo obligues a marcar letras, unir puntitos o aprender de memoria los números y vocales. Cuenten los perros que ven en la calle, pinten con tempera libremente, jueguen con fideos, trasvasijen agua, lean muchos cuentos ojalá 1 diario, jueguen a cocinar, bailen, canten, exploren todo lo que tu hijo quiera explorar.

¿Sabían que los padres de Albert Einstein temían que fuera “retrasado” porque tenía dificultades para hablar?  Imagínense… ¡¡EINSTEIN!!

Sabiendo esto y con todo el amor que tenemos por nuestros hijos, lo que debemos hacer es ACOMPAÑARLOS. Entregarles el mayor tiempo posible, y aprender de ellos, qué es lo que más les llama la atención, y estar ahí para ellos cuando asimilen un aprendizaje y solo le entreguemos un bravo, un abrazo y un beso.

Viera Toro Norambuena. 

Educadora de Párvulos y Diferencial. Directora Colegio para Párvulos Conejito Chimbum La Serena. Mamá de 2.

En Instagram me encuentran en @comesanoconamor

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