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¿Cómo criar niños bilingües?

Todos hemos oído alguna vez que tanto los bebés como los niños pueden absorber mucho mejor un nuevo idioma que los adultos. Incluso está comprobado por la neurociencia que hasta los cuatro meses de edad, el cerebro de los niños es capaz de registrar la mayor cantidad de sonidos, momento en el que son más receptivos para ser bilingües. Es por eso que los especialistas recomiendan en el caso de niños nacidos en un entorno en el que se habla más de un idioma, exponerlos desde el comienzo a todos los idiomas posibles, para así pueda reconocer naturalmente los sonidos que más tarde podrá reproducir como si fuera nativo.

Ser bilingüe tiene muchas ventajas, incluyendo la capacidad para pensar de forma más flexible. Por ejemplo, las personas bilingües tienen dos o más palabras para cada concepto, lo cual les proporciona más de una manera de resolver problemas.

Y es que los beneficios son múltiples pero el reto es muy grande. Sobre todo al vivir en el extranjero, cuando dominar más de un idioma es una necesidad de supervivencia diaria. En este caso, muchas familias intentan sumergir a sus hijos en el idioma del país de residencia para no confundirlos con su idioma materno ni para retrasar el lenguaje. Esto sería un error garrafal.

Es cierto que algunos niños bilingües pueden tardar un poco más en empezar a hablar que aquellos criados en sólo un idioma. Pero este retraso es temporal y ni siquiera es una regla general. Lamentablemente, muchas veces se les aconseja erróneamente a los padres que usen sólo un idioma porque en el pasado el bilingüismo era considerado el causante de los problemas de desarrollo del habla.

En el caso de que mamá y papá hablan idiomas distintos, lo mejor es que cada uno se dirija al niño en su idioma materno. Si viven en un entorno en el que se habla una tercera lengua, el niño la adquirirá por contacto social al ingresar al jardín infantil, al jugar con otros niños en la plaza, al oírlo en la calle y en la radio, etc. Por eso no es necesario privarlos de la riqueza del idioma materno de cada uno de sus padres. A través de él es que podrían comunicar mejor sus sentimientos y con el que podrán ser contenidos emocionalmente a través de palabras cariñosas, susurros de bebé, canciones de cuna y diminutivos que escucharon sus padres cuando ellos fueron niños.

Nunca es tarde y no creas que tu hijo ya está muy grande para aprender un nuevo idioma. Según el portal Baby Center, el periodo óptimo se sitúa entre el nacimiento y los 3 años, justamente cuando un niño está aprendiendo su primera lengua.

Después, el mejor momento es de 2 a 7 años de edad porque todavía son capaces de procesar varios idiomas en senderos paralelos. Esto quiere decir que desarrollan un segundo sistema de lenguaje junto al primero, por lo que pueden aprender a hablar ambos idiomas como si cada uno de ellos fuese su lengua materna.

Si tu hijo es mayor de 7 años y has pensando en criarlo como bilingüe, todavía estás a tiempo de hacerlo. El tercer periodo para aprender un segundo idioma es antes de la pubertad, entre los 10 y los 13 años de edad. Después de la pubertad, los estudios demuestran que los idiomas nuevos se almacenan en una zona diferente del cerebro, por lo que los niños tienen que traducir o usar su lengua materna como sendero hacia ese nuevo idioma.

Seis reglas de oro para que los niños aprendan otro idioma

1. Regla del 1 a 1:

Decidir dentro de la familia que una persona le hable al niño en una misma lengua siempre. Ya sea el papá, la mamá, el abuelo o la tía. El niño inconscientemente interiorizará que con determinada persona se habla tal o cual idioma y lo decodificará de esa manera.

2. Como habla:

Los bebés y niños preescolares no están conscientes de que hablan determinados idiomas con distintas personas. Si tienen que dirigirse a alguien en un idioma determinado, lo mejor es pedirles que lo hagan “como habla la mamá” o “como habla Juanito” o “como habla la profesora”. Si se le exige que hablen en inglés, español, francés o alemán lo más probable es que se confundan.

3. Ver el ser bilingüe como un regalo:

Algunos niños, sobre todo cuando son más grandes sienten vergüenza de hablar un idioma distinto al de su entorno y se niegan a hablar la lengua materna. Lo mejor es transmitirles desde el comienzo que el ser bilingüe es uno de los regalos más lindos y útiles de parte de su familia.

4. Tener en casa libros y películas en todos los idiomas:

Como lo importante es siempre ir ampliando el vocabulario, esto implica tener siempre nuevos ejemplares para mantener la atención del niño. En este caso, lo mejor es inscribirse en una biblioteca que tenga sección de libros bilingües, o libros en los idiomas que el niño está aprendiendo.

5. Participa de las celebraciones:

En el caso de familias en el extranjero, lo mejor es asistir a eventos culturales que celebren las tradiciones del país de origen, donde puedan practicar el idioma materno con otros niños y puedan empaparse en su cultura de manera natural.

6. Visitar el país de origen cada vez que se pueda

También para las familias en el extranjero, una regla importante es priorizar en el presupuesto anual familiar un viaje al país de origen cada vez que se pueda. Esto incluye sacrificar otros viajes y otras comodidades, pero a la larga los niños agradecerán esos veranos practicando su idioma materno en un ambiente familiar y distendido.

Por: Camila Lopez. Madre periodista viviendo en el extranjero.

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