Día 120 de cuarentena, escribo esta columna mientras mis hijos revolotean alrededor mío. Tengo 3; de 10 y 3 años y un bebé de 5 meses. Los amo profundamente y siempre digo que son la fuente de mi creatividad. Soy mamá por libre elección y así vivo mi maternidad. Como un regalo maravilloso y una experiencia que sin duda enriquece mi vida. Sin embargo, amarlos no me deja inmune a lo que he llamado “síndrome de mamá 24/7.”
Somos muchas mamás pasando por esto y me consta, por mi trabajo clínico, que no soy la única que sufre de este problema asociado a la pandemia de Covid-19, pero que hasta ahora es un fenómeno incomprendido y seguirá siéndolo hasta que todo esto termine y existan estudios científicos sobre los efectos del confinamiento en la salud mental de la población.
De todos modos, quiero tomarme la atribución de describir este síndrome, dando cuenta de sus síntomas y pensando en estrategias para manejarlo de la mejor manera posible, en aras de nuestro bienestar y el de nuestros pequeños.
Antes, vuelvo a aclarar que esta descripción nace de mi experiencia personal y clínica, que no cuento con un estudio formal al respecto. Es una realidad que describo desde un punto de vista cualitativo, sin contar con evidencias cuantitativas o estadísticas.
Lo hago en el esfuerzo de cuidarnos y ofrecer herramientas que nos ayuden a comprender y elaborar lo que nos toca vivir. Esta es nuestra primera pandemia y no tenemos ni idea cómo se vive o enfrenta algo así. Estamos aprendiendo ahora, día a día.
Se entiende por síndrome a un conjunto de fenómenos o síntomas que se dan juntos, caracterizando así a una determinada situación. En esta línea, entre los síntomas de lo que he llamado el “Síndrome de mamá 24/7” nos podemos sentir:
- Agotadas; física, mental y emocionalmente.
- Agobiadas; por las múltiples e interminables responsabilidades.
- Insuficientes; dudando de ser “buenas” madres.
- Desmotivadas; por lo rutinario y monótono del encierro.
- Frustradas; por no tener tiempo personal.
- Sobrepasadas; por un conjunto de emociones intensas ocurriendo a la vez.
- Tensas, preocupadas, con exceso de pensamientos, problemas para dormir o dolores musculares.
- Desesperanzadas, por la incertidumbre de cuándo va a terminar esta situación.
- Confundidas; sin saber cómo enfrentar la maternidad en confinamiento.
- Vulnerables; al no tener cerca a nuestras redes de apoyo.
- Ansiosas e Intranquilas.
Es probable que tengas o hayas tenido todos estos síntomas en algún momento durante estos meses, gatillados por las circunstancias que estamos viviendo. Es muy parecido a un cuadro de estrés agudo o un síndrome de burnout (estrés crónico derivado de la exposición prolongada a tensiones y complejidades ambientales).
¿Qué hacer?
A su vez, el tratamiento puede ser similar al modo en que enfrentaríamos estos problemas:
- Apostar por el autocuidado, incorporando en la rutina diaria hábitos que favorecen y propician un estado de mayor calma y quietud. Pausas para estirar y mover el cuerpo, para respirar y relajarse, para conversar con alguien de confianza sobre lo que sientes, para disfrutar de alguna actividad sencilla que te renueve.
- Disminuir la exigencia, hacia ti misma y también hacia tus hijos. Ser empática y compasiva, privilegiar el amor y el cuidado, antes que el cumplimiento de ciertas expectativas por ejemplo de rutinas o rendimiento.
- Conectar con las posibles soluciones en lugar de sólo abrumarse con los problemas e ir resolviendo lo que está en tus manos, por ejemplo, cuidar de tu salud integral.
- Vivir el día a día permitiéndote ser flexible y enfrentando los desafíos diarios, en lugar de proyectarte hacia un futuro incierto que te provoca temor.
- Felicitarte por un día más y reforzar lo positivo, tanto en ti como en tus hijos. Para darles a ellos y a ti mayor seguridad.
- Pasar tiempo de calidad con tus hijos, jugar, reír, bailar, abrazarse, contar cuentos, etc. Esto fortalecerá el vínculo y disminuirá la tensión en la relación.
- Recordar que eres la adulta a cargo y que puedes contener a tus hijos y a ti misma.
- No olvidar que esta situación es desafiante y difícil también para tus hijos y que muchas de sus conductas pueden deberse a este gran esfuerzo de adaptación que están haciendo.
- Pedir ayuda profesional si sientes que te faltan herramientas o la situación de veras te sobrepasa.
Javiera Donoso.
Psicóloga especialista en reparación emocional y temáticas de autocuidado y autoestima.
Instagram: @javidonoso_amorpropio