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¿Por qué nos mantenemos en relaciones dañinas?

Quiero ser clara, a pesar de que podamos sentir que no vamos a conocer a nadie más, que nadie nos va a querer en siglos, que nadie nos tratará como el que “ya no nos gusta”, eso no es verdad. Siempre va a aparecer alguien, estés dónde estés, cómo estés y en la circunstancia de la vida que sea.

Las personas aparecen por todas partes, la sobrepoblación nos mantiene unidos.

Premisa I entonces: dejar de dilatar la situación por el miedo a estar sola porque sabemos no sucederá

Como segundo punto, hemos comentado en post anteriores que nuestra autoestima está bastante resentida por nuestras relaciones con los primeros cuidadores, por lo tanto siempre sentiremos que de alguna manera debemos a alguien. Algo de sufrimiento creemos merecer, entonces nos postergamos para no generar problemas al otro. Entonces es claro: mereces pasarlo bien, eres una sobreviviente! , entretenida, linda, inteligente. Sólo mereces cosas buenas, disfrutar y que nadie venga a hablar de sufrir.

Tercero, nos da vergüenza asumir socialmente que hemos roto con ese hombre maravilloso que te ama tanto y deja todo por ti. Acá la cosa es categórica: nadie vive tu vida, nadie sabe qué es lo que realmente pasa tras tu puerta y nadie puede decirte que tomes una decisión distinta a la que sientes. Por favor créeme…ni la que dice conocerte tanto…

Por último, tenemos la sensación que las cosas se van a arreglar. Es cierto que algunas cosas pueden pulirse, pero cambiar la base de las cosas, establecer un tipo de relación desde otros parámetros requiere más que buenas intenciones (terapia, tiempo, etc).

Da miedo. Los cambios generan sensaciones inexperimentadas, lo cual nos deja ansiosas. Es más fácil el terreno conocido pero nadie crece quedándose quieta, nadie se siente contenta de mantener una relación que no aporta y que invisiblemente destruye. A veces seguir los sueños y deseos duele un poco, pero al final tendremos siempre la satisfacción de haberlo intentado. No al conformismo y sí a la persecución de los sueños. Ese es el único final feliz predecible: cuando uno ha renunciado y ha seguido su meta.

Varinia Signorelli

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