Las mujeres con acondroplasia debemos tener nuestro parto por cesárea, porque tenemos más estrecha nuestra pelvis. De no ser así, puede generar graves daños al bebé o riesgo de muerte, tanto para la madre como para él bebé.
Personalmente hubiese preferido un parto natural por todos los beneficios que otorga a la madre y su bebé, pero en nuestro caso, es obligatorio.
Mi parto estaba programado para las 8:00 hrs, pero todos los días en el hospital nos despertaban a las futuras cinco madres que estábamos en la pieza, a las 5:30 am, para controlar nuestro estado de salud y realizar el cambio de turno de las enfermeras.
Cuando llegó el momento, avisé al padre de mi bebé, quien sería mi acompañante en el parto, y a mis familiares que me llevarían a pabellón. Fue así como a las 7:30hrs me fueron a dejar en la camilla hasta ese lugar y me colocaron un cateter intravenoso.
Sin embargo, me avisaron que debía esperar porque habían ocupado el pabellón que tenía asignado. Tuve que esperar sola sin poder avisar a mis familiares lo que pasaba hasta cerca de las 9:30 hrs.
Parto
Me recibió el anestesista, quien me preguntó si estaba todo bien, yo le indiqué que tenía anemia leve y cuando niña había tenido escoliosis. Me avisó que me inyectaría en la columna, y yo solo pensaba en no moverme. Comencé a no sentir las piernas, luego el torso, los brazos y mucho sueño.
El doctor me preguntó cómo estaba y le comenté que sentía mucho sueño. Rápidamente reclinó la camilla, porque eso no debía ocurrir, y me colocaron oxígeno durante todo el parto. En el brazo izquierdo una toma de presión y en el derecho medicamentos y suero.
Avisaron a Cristóbal, el padre de mi hijo, quien se sentó detrás de mi cabeza, antes que comenzara la cesárea. Se me cerraban los ojos y trataba de levantar mi cabeza hacia atrás para no quedarme dormida, intentaba hablar y no podía. A los minutos siento un llanto muy fuerte, era mi Pablo Vicente llegando a este mundo. Me lo muestran por el costado y y se va junto a la doctora y Cristóbal, para revisarlo rápidamente mientras terminaban mi cirugía.
Luego de eso, me llevaron a una sala de postparto, donde alcanzaba a ver a mi bebé en su incubadora junto a Cristóbal y la doctora. Nació pesando 2 kilos y 285 gramos, su medida fue de 45 centímetros, y en el APGAR logró 9/9.
Aun con anestesia, solo quería mover las piernas para asegurarme que todo estaba bien, al sentirlas pude al fin quedarme dormida unos minutos. Me subieron a la pieza y no podía ni sentarme del dolor.
Llegó la noche, seguía un poco anestesiada. Pregunté por mi bebé para poder verlo, pero me indicaron que lo traerían cuando pudiera pararme y fuera con normalidad al baño. Pasaron las horas y en la noche me subieron en una silla de ruedas a ver a mi hijo, nos indicaron que estaba en nivel intermedio. Al verlo en aquella incubadora, solo con pañal con una pulsera que indicaba sus apellidos, conectado a una máquina, y muy tranquilo, no pude contenerme de la emoción.
Fue en ese momento que entendí cuando muchas madres dicen que es lo más hermoso de la vida. Lo cargué en mis brazos unos minutos, y fue en ese momento que le prometí que haría todo porque el fuera feliz, que juntos derribaríamos barreras y que contaría siempre conmigo.
Al día siguiente seguía con mucho dolor al sentarme, pararme, era una tortura cada vez que iba al baño. Me indicaron que debía esperar mi control para subir a amamantar a mi bebé. En la NEO me informan que el examen de cardiología estaba alterado ya que tenía una arteria más grande de lo normal, que podía ser porque estaba llorando en el examen y que debía controlarlo en un mes más.
Lactancia
Una matrona experta en lactancia materna fue clave para darle el pecho a mi bebé. Tuvo un buen acople, pero se quedaba dormido, pero me quedé tranquila porque es algo común.
En las noches le daban las botellas con la leche que recolectaba en las salas de lactancias. Se trata de unos espacios donde hay extractores de leche para 4 personas, te enseñan como ocuparlo, los cuidados de higiene y precaución que se deben tener. Me entregaron un tubo y mi primera extracción de 15 minutos por lado, fue de solo 12ml en total, veía a las demás madres que llenaban sus botellas, y yo me preguntaba ¿por qué tan poco? Me dijeron que así se empezaba, que de a poco iría aumentando mientras más succión y extracción hiciera.
Me dieron de alta aún con dolores. Cuando subí a ver a mi bebé, me encontré con una doctora que tenía el resultado de los exámenes que determinaron acondroplasia heterocigota, al igual que nosotros.
Por su rápida recuperación y características físicas, no era necesario el examen molecular. Pasaron unas horas y nos indicaron que Pablito se iría con nosotros, pero que debíamos conseguir unas horas para Genetista, Nineas (Niños con necesidades especiales de salud) y Cardiología.
Luego de eso, nos dijeron que debíamos esperar una charla, principalmente se trató de los cuidados del bebé y sobre cómo debíamos hacerlo dormir, bañarlo y cuidados de primeros auxilios.
Todo este proceso había comenzado a las 10hrs y terminamos a las 17hrs, una ardua y larga espera. Al salir nos esperaba el abuelo por parte de él papá y la abuela por parte de mamá, preocupados porque nos esperaban desde temprano y muy emocionados veían a su nieto. Nos fuimos a casa en el auto, se quedó dormido en el camino y llegamos a nuestro hogar.
Finalmente, de este nuevo relato me gustaría destacar que podemos tener nuestros hijos, con cuidado y siempre con mucho apoyo, siempre hay riesgos al igual que cualquier madre.
Cuando nace un hijo no hay nada más importante, dejamos de lado hasta nuestros propios dolores por estar con ellos, que nos cambia la vida por completo. Cualquier consejo en que pueda ayudar desde mi experiencia cuenten conmigo.
Carmen Charlot Carrasco Maureira
Ingeniera Comercial y mamá de Pablito
Instagram: @Maternidadentallabaja