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¿Qué hago si mi hijo está de mal humor?

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¿Qué hago si mi hijo está de mal humor?

Malhumorado

Es común que padres de niños entre los 4 – 5 años se muestren preocupados frente al “mal genio” de  sus hijos. Sin embargo, es curioso creer que ellos deberían estar todo el tiempo feliz, cuando es parte de la vida el vaivén de emociones, y más aún si consideramos que son pocas las herramientas con las que cuenta un niño a esa edad para manifestar su frustración, rabia o penas. Es decir: no puedes exigir que tu hijo esté siempre de “buen humor”, sería como pedírtelo a ti: ¿podrías? – Evidentemente no. Las preocupaciones, las penas, el mal dormir o comer, sensaciones corporales, etc. te lo impiden. Bueno, con los niños es exactamente lo mismo.

Ahora que aprendimos que estas situaciones son normales, debemos procurar enseñarles a cómo manifestar su sentir. Es decir, evitar agresiones a otros, impedir que se cierren en un punto de vista que los hace sentir mal, etc. Acá tenemos una tarea ardua, de amor incondicional y de creatividad.

Lo primero es intentar pensar qué le pasa, tratar de investigar en sus rutinas de días anteriores, en sus relaciones  e incluso en si hemos sido capaces de darles cercanía, cariño, atención y el contacto necesario. Luego de eso, intentar poner en palabras su malestar (por ejemplo: “sé que debes estar enojado porque durante tres días no te acompañé a dormir”, “¿estás molesto porque me he tenido que ocupar de tu hermana?”). Recordemos que una de las funciones maternas es poner en palabras lo que le ocurre a nuestros hijos, con el fin de estructurar la realidad y nombrar en el afuera lo que siente adentro. Luego de esto, vamos a pedir disculpas si corresponde, acompañar más y darles la seguridad de que lo ayudarás a sentirse mejor.

Es importante que ante una manifestación de enojo te mantengas tranquila, utilices un volumen moderado de voz y puedas acercarte a tu hijo para abrazarle, acunarle, cargarle o lo que sea necesario para que la contención no sea sólo emocional sino también física. Siempre con mucho amor y demostrando cariño hacia ellos.

Es buena idea utilizar como vehículo de expresión de emociones y de descarga el ejercicio físico/motor: deportes, bailes, juegos, dibujos etc. Siempre y cuando lo realices en contacto con él, vinculándote y haciéndolo sentir parte de una actividad en conjunto.

Cabe mencionar, que en ocasiones como madres podemos sentirnos superadas por el episodio y tendemos a gritar o a perder el control, generando ansiedad en los niños y provocando que el “mal humor” se manifieste de maneras poco adecuado. En estos casos es buena idea que seas tú quien se vaya a su pieza (si, tú… no tu hijo), respires, te calmes y no salgas hasta que estés apta para contener y manejar la situación. Con este fin es buena idea que te apoyes en una persona que esté calmada, que sea significativa para tu hijo y que pueda realizar esta labor de calmarlo. De seguro cuando salgas de la pieza estarán jugando felices y tú podrás unirte.

Varinia Signorelli C.

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