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Confesiones de un aspergeriano: la página oscura III

Psicología

Confesiones de un aspergeriano: la página oscura III

  
La Página Oscura – Parte 3: Actuar

 “Por favor ven a hablar conmigo

No quieres por favor hablar conmigo

Tan solo como solía ser

Vamos ven a hablar conmigo

No vine a robar

Todo esto es tan irreal

Puedes mostrarme como te sientes ahora

Vamos, ven a hablar conmigo”

Peter Gabriel – Come Talk To Me

             Desde el momento en que decidí dividir el anterior texto en dos, sabía que algo que tenia que dar origen un tercero, no se trataba solamente de ideas con un objetivo común sino también una actitud que ha ido cambiado con más fuerza de lo que jamás imaginé.

            Es el encanto de la vida, el ir redescubriendo la viejas lecciones no aprendidas hasta que llegue el momento que al ser parte de nosotros no sea necesario repetirlas, pero siempre hay un sueño rondando, una voz que nos conmina a perfeccionar cada paso, quizás hasta saltar algunos, y compartirlos con otros a fin que a través de sus ojos podamos encontrar una perspectiva mas practica y beneficiosa para todos.

            Una profesora especialista en teoría de la comunicación decía que todos los problemas que vive el mundo se encuentran en la forma como nos comunicamos unos con otros; en términos poéticos es como si “la maldición de la caída de la torre de babel” hubiera cobrado fuerzas con los años, alimentada con los problemas que ha experimentado el ser humano en su incapacidad por evolucionar, lo que sobrepasa los dilemas aspergerianos hasta impregnarse en la vida cotidiana de los mismos neurotípicos, quienes muchas veces con sabiduría me han corregido al demostrarme que ellos también tiene las mismas dificultades, solo que en un grado distinto, y ocasionalmente, enfrentados de forma diferente.

            Ya hace varias décadas el escritor William Gibson uno de los principales impulsores del subgénero de la ciencia ficción, cyberpunk, aplastando las fútiles ideas del futurólogo Nicolás Negroponte, advirtió sobre la dependencia de la tecnología como forma de conectar al mundo, en el proceso de globalización; una paradoja donde mientras mas inventos hay, mas herramientas disponemos para estar cerca unos de otros más grande se esta tornando la distancia entre las personas.

            Por mucho que me guste buscarla, no se trata de encontrar la “quinta pata al gato”, la respuesta sigue rondando hace mas de mil años, siendo dada profesores, filósofos, pensadores, poetas y cantantes, incluyendo el buen libro que dice: “Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (*a), no se trata de evangelizar sino de tomar consciencia como producto de una serie de acontecimientos y acciones, muchas veces de manera inconsciente, estamos creando demasiados muros para protegernos unos de otros, perdiendo la capacidad para reconocernos, respetarnos, expresarnos y apoyarnos.

            Con ello vamos construyendo una nueva realidad donde la noción de individuo ha ido desapareciendo para ser reemplazada por la de “persona”, lo que un muy querido profesor, que en paz descanse, en una de sus primeras clases a la que asistí, manifestó que le molestaba bastante ya que implica el uso de una mascara, por lo que nos hemos acostumbrado a usar, valga la redundancia, mascaras para captar el interés de los demás en vez de valorarnos y aprovechar lo que somos, sumergiéndonos en una mentira, donde nosotros mismo nos hemos ido anulando hasta perdernos.

            En el filme Powder (Pura energía) el personaje principal dice: “Y por tanto es posible hablar con otros sin ninguna mentira. Sin sarcasmos, engaños, exageraciones o alguna otra de las cosas con que las personas suelen confundir la verdad”.

            Es un dilema terriblemente común en el asperger, queremos entablar una comunicación verdadera, honesta sincera, lo cual ya constituye un gran desafío, romper una distancia que para algunos es ridícula, mientras para otros demasiado grande e importante, porque no sabemos como lo va a tomar la persona, si realmente entenderá nuestra intención que pretende ser lo mas verdadera posible, un dialogo de paz, de respeto, e incluso cariño…pero en un mundo tan ambiguo una de las primeras preguntas que surge es: ¿como puedo sentir cariño por un desconocido? , en especial ante tantos peligros. Un gran muy influyente profesor que tuve me dijo en otras palabras: ¿Si el cristianismo plantea que Jesús, te puede amar sin conocerte, porque tu no lo puedes hacer con otra persona?

            La respuesta es muy sencilla: tolerancia, compromiso, responsabilidad, muchas veces estamos tan acostumbrados a ver las cosas de forma superficiales obviando detalles que son esenciales, producto de un actuar instintivo, tal cual el mismo profesor afirmaba, a modo de ejemplo, que por no considerar lo importante que es respirar lo hacíamos mal perdiendo valiosa energía.

            En nuestro afán por lidiar con un mundo extraño ponemos barreras y/o conductas para adaptarnos que nos ciegan, los ya mencionado prejuicios, se cuelan entre medio y como una caja de regalo al final lo mas importante queda perdido en medio de la basura que debe ser retirada.

            Como aspergeriano, mientras mayor el interés en comunicarnos, mayor cantidad de detalles, que a veces hacen sentir este proceso más difícil que transitar en un campo minado, donde un paso errado puede reventar una parte del alma que se ha puesto en juego cuando queremos ganar el aprecio de alguien. Lo que implica que la misma consideración que debemos tener con los demás es la que debemos recibir, una mutua real tolerancia, sin ello ningún vínculo puede perdurar, el interés por otro no puede ir de la mano de una tolerancia que nos obligue a dejar de ser lo que somos.

            No se trata de ir a todos lados con un cartel que diga: “Soy aspergeriano”, sino el exigirnos tener bien presentes una noción tan básica que muchos olvidan: “soy un ser humano, y merezco el mismo respeto que debes exigirme”.

            Lo escribo porque lo lindo y a la vez terrible de esto, es que la necesidad de socializar nos ha motivado a muchos aspergerianos a cambiar y tolerar situaciones tanto aceptables como inaceptables y es aquí donde es necesario el apoyo y al guía de los seres queridos, más por sobretodo que nosotros recapacitemos sobre lo que estamos haciendo, como hemos actuado, donde fallamos y donde hhicimos lo correcto.

            Para ello es de vital importancia aprender a destruir el ego, es decir, no nos podemos doblegar por los insultos o conductas agresivas de los demás, cuando uno quiere algo debe romper los “muros que frenan la voluntad”, muchos de ellas nociones errada que nacen de la amargura o mala educación, que hablan de dignidad para dañar y no reparar, construir pedestales para una grandeza que desaparecerá como la arena de playa al ser mojada por el mar, que no es mas que el mundo en el que vivimos. 

              Como dijo el padre de un gran hombre que conocí: “El hombre que se dice y cree ser hombre se cae, se levanta y pide perdón”. El verdadero deshonor no es “poner la otra mejilla”, no es humillarnos, sino humillar a otros, hacerle daño a los demás, ser crueles. De esto lo que mucha gente no comprende que nos puede jugar muy a favor es el dejar que nuestra inocencia de niño fluya no permitiendo que el actuar negativo alimente la pena, el dolor creando rencores que al final nos van a encadenar a nuestras pesadillas. No en vano el buen libro dice “Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.” (*b) porque el gran riesgo del ego y el orgullo son los barrotes que vamos poniendo para construir nuestra propia jaula, es aqui donde debemos aprender a ser verdaderos “sin verguenzas” al momento de actuar con inocencia y bondad.

            No recuerdo si lo conté, hace años, alguien en un café, una persona que no conozco y a quien le estoy muy agradecido, por un ridículo incidente me trató de amargado, me hizo un maravilloso favor, analicé mi conducta y tenia razón, toda la razón, era un gran amargado, tan solo necesitaba que alguien me lo dijera en la cara, gracias a eso, al recodarlo, he podido implementar cientos de actividades para cambiar, muchas de ellas sacadas del filme Patch Adams: desde sonreírle a tanta gente como me sea posible, aprender a hacer el ridiculo con algun baile o paso tonto en la calle, hasta quedarme oyendo el canto de los zorzales, todo esto implica cambios, oír y agradecer los consejos buenos y malos, tirando el ego a la basura y para reirnos de nosotros mismos.

            Para quienes nos cuesta socializar, es como ir al campo de batalla, debemos estar preparados con “armas para ganar un corazón” lo que exige ser muy críticos de nosotros mismos, conscientes de lo que podemos y no podemos, lo que debemos y no debemos, más por sobre todo lo que somos: somos individuos bendecidos por Dios, con defectos vencibles y virtudes esperando ser potenciadas, todos tenemos algo que dar, dones que como diamantes deben ser pulidos, pero no es mañana es hoy cuando deben ser aprovechados. El general George Patton decía: “Un buen plan de batalla ejecutado hoy en día puede ser mejor que uno perfecto mañana”.

            Y el mayor problema en un mundo plagado de mentiras es que la gente ya no sabe distinguir las verdades, no sabe reconocer la honestidad, y cuando se topan con ella incluso intentan destruirla ya que tal como lo dijo George Orwell: “En una época de engaño universal decir la verdad es un acto revolucionario.”…suena muy bonito pero son las acciones las que deben hablar y nada que valga la pena es fácil, más no podemos dejar que el tiempo siga jugando en nuestra contra.

             El asperger no es una justificación para nuestros actuar, como algunos erradamente piensan, no es una marca que establece nuestros límites, es una huella de lo que somos, podemos y debemos hacer, el verdadero orgullo de poner la mejilla por quienes no tienen el valor de amar intensamente y reclamar la felicidad que Dios nos ofreció en el momento que nos dio el libre albedrío, una oportunidad de conquistar grandes cosas solo estará para quienes se atrevan a negarse a si mismos pos de la nobleza que yace en el corazón esperando ser aprovechada, “con nada que perder hay todo para seguir” (*c)

 

 

(*a) Mateo 24:12

(*b) Mateo 18:4

(*c) De la canción Through the Barricades de Spandau ballet
Juan Carlos Sánchez Emilfork.

Aspergeriano. Co terapeuta de Isabel López Turner, Psicóloga quien trabaja con pacientes Asperger en Concepción

isabellopezturner@gmail.com

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